La Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), desde su inauguración en 2008, iba a ser temporal, pero con la cancelación de la terminal aérea de Texcoco, se ha convertido en un grave problema por las fallas en su edificación que se han denunciado recientemente.
La experta en temas de aviación, Rosario Avilés, dijo que era claro que esa terminal era una infraestructura para unos años porque ya se tenía en la mira la construcción de un nuevo aeropuerto que sustituyera al AICM.
Sin embargo, destacó que desde su construcción se alertó de los problemas de suelo ya que eran más inestables que aquellos donde está construida la Terminal 1.
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Ya retomada la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) durante la gestión de Enrique Peña Nieto, la UNAM alertó sobre lo hundimientos de la Terminal 2 que se replicarían en la nueva terminal.
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Sobre advertencia no hay engaño
En la investigación “Estudios Estructurales y Geotécnicos de la Revisión de la Estabilidad de los Edificios de la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional Benito Juárez, Ciudad de México (Aeropuerto)” elaborado en 2014 por el Instituto de Ingeniería de la UNAM, determinó que la Terminal 2 presenta hundimientos diferenciales.
Esto es relevante porque los terrenos donde se ejecutaron las obras, cuyas características de los suelos son equivalentes y colindan con el actual aeropuerto, por lo que con el tiempo se podría haber registrado el mismo problema en el nuevo aeropuerto.
Al respecto, Rosario Avilés, reiteró que no sorprende que existan este tipo de fallas, pues cuando se canceló Texcoco lo primero que se tenía que hacer era reforzar la Terminal 2 y eso se sabía y no se hizo.
“En el terremoto del 2017 se hicieron algunas correcciones en la entrada de la rampa de automóviles, por ejemplo. También hubo varios hundimientos y se cayeron varias cosas de vidrio. Eso era una señal para lo que tenía que haberse hecho. Corregir no quiere decir que se vaya a caer mañana, sino que si hay otra catástrofe o situación de emergencia, se va a hundir más y habrá más problemas”, dijo en una entrevista.
De hecho, se determinó que el suelo donde se construyó implicaba una construcción especial que ninguna de las empresas encargadas lo hicieron y ahora cada una de las partes de la Terminal 2 se hunde de manera diferenciada.
Tras su inauguración en 2008, durante la presidencia de Felipe Calderón, la Terminal 2 no aguantó ni cinco años cuando comenzaron a mostrar los efectos de la mala planeación.
Hundimiento, sin responsables
El hundimiento ha generado ya varias consecuencias como el rompimiento de la infraestructura de servicios de agua y desague, así como las conexiones entre edificios y rampas, donde se ha hecho más evidente el hundimiento de la misma.
Las empresas constructoras fueron Gutsa, ICA y Geotecnia a un costo final de 8 mil 500 millones de pesos, según la SCT en 2008.
Y ahora, a más de 14 años de su puesta en operación, una terminal que se planteó como una alternativa a la saturación de la Terminal 1 del AICM, con fallas de origen, dinero público invertido y sin ningún responsable, ha llevado a la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador a la disyuntiva de inyectarle inversión para modernizarla o demolerla para construir la Terminal 2 del AICM de nuevo.