Stephanie Rojas, repartidora y creadora del colectivo Deliver Libres, habló con Luis Cárdenas sobre cómo persiste la precariedad de trabajo de los repartidores de aplicación.
“Yo quedé viuda hace cinco años: desde entonces he tenido que ser padre y madre. Afortunadamente, gracias a mi hermano, tengo ya una moto. Antes fui víctima de la delincuencia: me robaron mi bicicleta”.
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La entrevistada asegura que las empresas no dan la facilidad, ya que sus compañeros sacan bicis de empeños o las rentan y otros reparten a pie: “No hay día que no haya un accidente de nuestros compañeros, por mínimo que sea”.
“Si llegas a tener un accidente, la empresa te da un ‘pase’ de seguro médico, pero es algo que te van descontando de tus ganancias semanales. Hay viajes desde $17: depende de la zona, horarios, clima…”
¿Cuánto te pagan por ser repartidor?
Stephanie Rojas inició a repartir porque murió su esposo y su madre, ella tenía que cuidar a su hijo y no podía trabajar una empresa, como estaba acostumbrada. “Necesitaba tener tiempo para cuidar a mi hijo”.
“Las ganancias para repartidores de aplicación han disminuido. Hay entregas desde $17 y ya no pasan de $40. Muchos son estudiantes o mayores de edad: se aprovechan de nuestro tiempo y abusan de nuestra necesidad”.
“Estamos muy desprotegidas por las aplicaciones: una compañera muy querida, yendo a entregar a un edificio, fue víctima de acoso: un cliente la quiso ingresar a su casa. Quedó llena de rasguños y moretones”.