¿Por qué algunas relaciones son armoniosas y felices y otras parecen un tormento? ¿Por qué una relación personal o profesional que parecía buena se convierte, de repente, en un sufrimiento?
La explicación la encontramos en el triángulo dramático y en el papel que jugamos cada uno de nosotros, según la teoría de Stephen Karpman, psicólogo transaccional.
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La mayor parte de los conflictos en nuestras relaciones personales y profesionales surgen porque hemos adoptado un rol de perseguidor, salvador o víctima.
Ninguna de las actitudes anteriores es recomendable, ya que nos vacía de fuerza y nos llena de emociones poco gratificantes.
Además, no son roles fijos, sino que vamos cambiando de uno a otro dependiendo del momento o de la situación.
Si retomamos el ejemplo anterior, la persona puede ser también perseguidor de su pareja, criticando todo el tiempo lo que hace; o víctima en su trabajo.