El podcast La Cotorrisa, conducido por José Luis García Slobotzky y Ricardo Pérez, llevó su conflicto con la prensa de espectáculos al ámbito legal.
Según reportes, la firma de abogados de Guillermo Pous dio a conocer que fue contratada para defender a los comediantes de una “campaña orientada a desprestigiarlos” que ha afectado su prestigio y reputación.
La denuncia legal: campaña de desprestigio
El comunicado, emitido por Pous Abogados y compartido por la periodista Ana María Alvarado, informa que los titulares de La Cotorrisa han sido objeto de una campaña impulsada bajo la etiqueta #prensadigna, la cual, según la firma, está difundiendo “información falsa, imprecisa o deliberadamente tendenciosa”.
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La defensa legal sostiene que estas expresiones han “excedido los límites legítimos del derecho a informar u opinar”, generando un impacto negativo en la esfera personal y profesional de Pérez y Slobotzky. El ataque ha sido catalogado como “violencia mediática” cuyos efectos resultan, en muchos casos, irreversibles.
El contexto: de la parodia a la confrontación
La disputa entre los comediantes y la prensa de espectáculos se intensificó tras la publicación de su video satírico titulado “No tenemos vida” en YouTube, donde parodiaban a diversos conductores de programas de entretenimiento.
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Este sketch surgió después de un altercado de Ricardo Pérez con reporteros en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, donde el comediante defendió a su pareja, Susana Zabaleta, de lo que consideró acoso mediático, provocando críticas directas de conductores de espectáculos.
Llamado firme contra la censura
A pesar de la confrontación, la firma legal de los comediantes hizo un llamado “respetuoso pero firme” para que quienes han participado en estos ataques “cesen de inmediato”. El comunicado defendió el estilo irreverente y satírico de Slobotzky y Ricardo Pérez como parte del ejercicio de su libertad de expresión.
Finalmente, la defensa de La Cotorrisa lanzó una dura advertencia, señalando que la profesionalización de la prensa exige un comportamiento responsable que evite convertir la etiqueta #prensadigna en una “nueva forma de censura” o en el equivalente contemporáneo de un “Nerón del micrófono” que pretenda decidir el futuro de alguien.
