La palabra “choquía” es muy común en el vocabulario de muchas personas, especialmente en México, para describir un olor muy particular, a veces difícil de explicar pero que la mayoría ha experimentado en alguna ocasión. Se trata de un aroma que suele asociarse con la humedad y ciertos restos orgánicos, muchas veces de origen animal. Pero ¿cuál es el verdadero origen de este término y cómo comenzó a formar parte de nuestro lenguaje cotidiano?
El olor a choquía se percibe en situaciones donde hay una sensación de poca limpieza. Es ese olor característico que encontramos cuando un vaso no ha sido lavado adecuadamente y, al usarlos, se siente un aroma que puede resultar desagradable. Este término también se aplica a espacios cerrados y húmedos, que no han tenido la ventilación suficiente, o en utensilios guardados sin estar completamente secos. En general, el olor a choquía se describe como un aroma penetrante y húmedo, que evoca lugares donde la higiene no es la mejor.
Ejemplos comunes de “choquía”
Para identificar este olor de forma más concreta, basta con recordar algunas situaciones cotidianas:
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- Al llegar a un restaurante o una casa, y percibir un aroma extraño en el vaso de agua recién servido.
- Trastes y ollas mal lavadas, con restos de comida o residuos de detergente.
- El característico olor que se genera al mezclar el cloro y la humedad en el piso.
- Una sartén que no se ha lavado bien y aún conserva el olor a huevo.
- El aroma que permanece en la cocina después de preparar pescado.
¿De dónde viene la palabra “choquía”?
El término tiene un origen interesante que se remonta a la época prehispánica. Según el Vocabulario de lengua mexicana y castellana de Fray Alonso de Molina, la palabra proviene del náhuatl "xoquializtli", que se traduce como "hedor de piedra de azufre". Esta referencia hace alusión a los olores fuertes y penetrantes que se asocian a la choquía.
Por otro lado, el Diccionario de mexicanismos de la Academia Mexicana de la Lengua define la choquía como “un olor desagradable que guardan las cosas como resultado de un mal lavado o secado”. Esto confirma que el término se ha mantenido vigente a lo largo del tiempo, describiendo un olor que a muchos les resulta familiar.
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La choquía es un ejemplo de cómo el idioma y las costumbres locales pueden captar la esencia de lo cotidiano. A través de esta palabra, se logra definir una experiencia sensorial que va más allá de las palabras, evocando imágenes y situaciones que todos hemos vivido alguna vez. Así, cada vez que alguien menciona el olor a choquía, está reviviendo un término con siglos de historia y un significado muy propio de la cultura mexicana.