Monterrey, Nuevo León, ha sido testigo de un hito histórico en el ámbito de la radiodifusión, gracias al ingenio y dedicación de Constantino de Tárnava Garza. Este regiomontano, nacido el 26 de febrero de 1898, se convirtió en el precursor de la primera transmisión de radio en vivo en Latinoamérica, marcando un avance significativo en la ciencia, la tecnología y las comunicaciones.
Desde temprana edad, De Tárnava demostró un interés notable por el conocimiento y la ciencia. Sus padres, conscientes de su potencial, le brindaron los medios para obtener una educación destacada, enviándolo a estudiar Ingeniería Eléctrica en la Universidad de Notre Dame de Indiana, en Estados Unidos.
De regreso a Monterrey en 1919, Constantino canalizó su pasión por la ingeniería hacia el fascinante mundo de la radio. Estableció un taller en su casa y dedicó incansables horas de trabajo a experimentar con dispositivos y pruebas que lo llevaron al éxito.
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Primer transmisión de radio
El 9 de octubre de 1921, a la edad de 23 años, Constantino de Tárnava logró la hazaña de realizar la primera transmisión de radio en vivo en Latinoamérica, desde su residencia en el Centro de Monterrey. La transmisión, que inició poco después de las 8 de la noche, se llevó a cabo en la esquina nor-oriente de Padre Mier y Guerrero, en un inmueble hoy reemplazado por el popular negocio Modatelas.
En esta histórica emisión, De Tárnava presentó un programa variado que incluyó la participación de la soprano Ana María Yturria, el tenor Aubrey Saint John Clerke, pianistas como Carlos Pérez Maldonado, declamaciones de Eudoxio Villarreal, y sonidos inusuales con serruchos a cargo de José Barragán.
Aunque inicialmente limitada a dos radioescuchas locales, el gerente del Banco de Nuevo León y el fabricante de acumuladores R. Bermud, la transmisión atrajo la atención internacional cuando un marino alemán, dos semanas después, informó haberla captado desde su barco cerca de Panamá.
Constantino de Tárnava obtuvo un permiso federal para operar la radiodifusora, cambiando las siglas de la estación a CYA y CYO, hasta finalmente ser conocida como XEH. Su contribución al desarrollo de la radio en Monterrey se consolidó al vender radios en la ciudad para ampliar su audiencia.
A pesar de su fallecimiento el 6 de febrero de 1974, a causa de una afección pulmonar, el legado de Constantino de Tárnava perdura. Sus restos descansan en el Panteón del Carmen, pero su nombre sigue resonando como un pionero que dejó una huella imborrable en Nuevo León, México y todo el continente.