El 12 de octubre se conmemora el Día de la Raza, fue cuando en 1492 Cristóbal Colón descubre América y para algunos historiadores se trata del surgimiento del racismo que hasta ahora no ha cambiado.
En términos estrictos, la conmemoración de esta fecha tiene como objetivo principal prestar más atención al descubrimiento que a la conquista del continente, con lo que se busca ser una especie de discurso conciliador.
Según Daniel Altbach Pérez, académico de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán de la UNAM, algo que pasa con esta conmemoración es que de repente el orgullo patriótico “maquilla un poco” la violencia colonial, pero en la realidad a los indígenas no les ha ido mejor desde entonces.
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“La parte perversa del nacionalismo y de pensar el Día de la Raza como un elemento que nos configura como nación, está en la falsa reivindicación de lo indígena, porque nos gustan los monumentos arqueológicos, los mitos o Quetzalcóatl, pero no nos gusta que la gente diga: ‘dijistes’”, indicó.
En su opinión, lo ocurrido hace más de 500 años aún causa polémica y eso no va a cambiar pronto.
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“Cada año, la discusión abstracta es si se debe conmemorar o no, y ambas posturas siempre van a estar”. En cambio, las implicaciones políticas y culturales se van modificando, y “ahí es donde es interesante pensar estas efemérides”.
Día de la Raza, de la Hispanidad, de la Resistencia Indígena
En términos nacionalistas, el Día de la Raza es un hito importante que busca conciliar, pero conforme pasa el tiempo se pone en perspectiva que esto, como el deterioro de los pueblos indígenas, no es un problema del pasado y que, con frecuencia, obviamos las consecuencias que trajo aquel hecho histórico.
Para Altbach Pérez da lo mismo hablar del Día de la Raza, Día de la Resistencia Indígena, del encuentro de dos culturas o de la Hispanidad porque lo importante es señalar la contradicción en esta conmemoración que no se fija demasiado en las consecuencias del acontecimiento.
Componente racista
Daniel Altbach Pérez, dijo que la idea de la conciliación de las razas se vuelve importante en el marco de la celebración, aunque también el tema racial se vuelve polémico.
Esta conmemoración es distinta en la realidad de Chiapas, Michoacán o San Luis Potosí, donde los caminos de colonización y las relaciones entre pueblos indígenas y la sociedad moderna, son diferentes.
"A través de las celebraciones vemos lo que no hemos resuelto; hay ejemplos en todos lados, por eso la efeméride sin reflexión se vuelve peligrosa. Y somos los historiadores a quienes nos falta trabajar para evitar que este tipo de episodios se quede en la lucha entre 'buenos' y 'malos', cuando lo que ocurrió fueron procesos violentos con consecuencias tremendas", explicó.
Para el historiador, es bueno tener en el Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México, estatuas de los últimos tlatoanis. “Ojalá eso tuviera consecuencia en la vida social y en el plano político, porque es contradictorio todo lo que se valora, lo prehispánico, y lo que se niega del presente indígena”.
Por ello, no habrá un cambio próximo en cómo se trata a la diversidad en México; el racismo se actualiza en la conmemoración del Día de la Raza.