¿Y si te dijeran que tienes un superpoder para mejorar tu vida y solo necesitas 10 minutos al día para activarlo? No se trata de magia ni de gurús místicos: es el enfoque mental, una habilidad tan simple como poderosa que puede transformar desde tu manera de dormir hasta la forma en que enfrentas los retos diarios.
Vivimos distraídos… más de lo que creemos
Pasamos más de cuatro horas diarias distraídos, lo leíste bien: entre el celular, las tareas simultáneas y el estrés, la mente salta como un mono inquieto de un pensamiento a otro.
Perdemos la concentración unas 9 veces al día y ocho de cada diez personas experimentamos dificultades para concentrarnos, según una reciente investigación sobre los hábitos de productividad de más de 12.000 personas en Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y España.
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Pero hay una buena noticia, la concentración se puede entrenar, como un músculo. Así lo afirma Félix Torán, ingeniero de la Agencia Espacial Europea (ESA) y experto en crecimiento personal; para él, enfocarse no solo mejora el rendimiento laboral o académico, también nos acerca a una vida más plena y consciente.
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Concentrarse: el arte olvidado de estar aquí y ahora
“Cuando la mente se enfoca, damos lo mejor de nosotros”, dice Torán. Y no exagera. Estar verdaderamente presente puede cambiar la forma en que hablas en público, estudias, resuelves conflictos o simplemente disfrutas de una conversación sin mirar el celular cada cinco segundos.
En su libro La mente enfocada, Torán propone una especie de gimnasio mental: ejercicios breves y accesibles para cualquiera, incluso con la agenda más apretada. Aquí algunos de los más efectivos.
1. Cuenta tus respiraciones (sí, así de fácil)
Siéntate en silencio uno o dos minutos y cuenta tus respiraciones: uno al inhalar, dos al exhalar… Si te distraes (spoiler: lo harás), vuelve a empezar desde el uno. Este ejercicio tan simple ayuda a entrenar tu atención y reducir el estrés. Lo mejor: puedes hacerlo en el transporte, en tu escritorio o justo antes de dormir.
2. Mira un objeto con plena atención
Elige algo cotidiano: una taza, una planta, una vela. Obsérvalo con calma durante un par de minutos, sin pensar, sin juzgar, solo mirando. Es como meditación visual. La idea es mantenerte en el presente, y cuando la mente se escape, regresarla sin culpa. A diario, este ejercicio refuerza tu capacidad de concentración.
3. Usa un mantra para calmarte
Repite una palabra que te inspire (como “calma”, “paz” u “Om”), acompasándola con tu respiración. Con el tiempo, este pequeño ritual puede convertirse en una herramienta poderosa para recuperar tu equilibrio emocional en momentos de ansiedad o tensión.
“Mantén la atención en el sonido y tu repetición. Con la práctica, tu mente asociará ese ‘mantra’ a un estado de calma, lo que te permitirá usarlo como un ancla para recuperar tu paz interior cuando más lo necesites” explica.
4. La regla mágica: 2 minutos cada 2 horas
No necesitas dedicarle media hora diaria. Torán recomienda la fórmula “2 cada 2”: dos minutos de enfoque cada dos horas. para realizar pequeñas prácticas de concentración como las expuestas en los tres ejercicios anteriores. En total, 16 minutos repartidos en todo el día. ¿No puedes con eso? Que sean diez, pero hazlos tuyos y no los negocies.
La concentración no es un lujo ni una moda, es una habilidad natural que hemos descuidado y que podemos recuperar. No necesitas apps ni retiros espirituales. Solo voluntad, unos minutos al día y el deseo de estar más presente en tu vida.