Recientes estudios han sugerido que los problemas para dormir podrían ser un signo temprano de demencia. La investigación se centra en la relación entre los trastornos del sueño y el desarrollo de esta enfermedad neurodegenerativa, que afecta la memoria, el pensamiento y el comportamiento.
Varios estudios han indicado que los trastornos del sueño, como el insomnio, la apnea del sueño y el síndrome de las piernas inquietas, podrían estar relacionados con un mayor riesgo de desarrollar demencia.
La investigación ha mostrado que la falta de sueño profundo, también conocido como sueño de ondas lentas, puede estar particularmente asociado con el deterioro cognitivo.
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Investigadores han encontrado que las personas que experimentan dificultades para dormir tienen más probabilidades de acumular placas de proteína beta-amiloide en el cerebro, un marcador característico de la enfermedad de Alzheimer, el tipo más común de demencia.
Además, el sueño inadecuado puede llevar a la inflamación del cerebro y a la disminución de la eliminación de toxinas, lo que puede contribuir al deterioro cognitivo.
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Un estudio reciente publicado en la revista científica JAMA Neurology encontró que las personas mayores con problemas de sueño tenían un 30% más de probabilidades de desarrollar demencia en comparación con aquellos que dormían bien. Los investigadores sugieren que los problemas de sueño podrían ser un indicador temprano de cambios en el cerebro que eventualmente conducen a la demencia.
Consejos para mejorar el sueño
Dado el potencial vínculo entre el sueño y la demencia, los expertos recomiendan varias estrategias para mejorar la calidad del sueño:
- Mantener un horario de sueño regular: Ir a la cama y levantarse a la misma hora todos los días.
- Crear un ambiente propicio para el sueño: Asegurarse de que la habitación esté oscura, silenciosa y fresca.
- Evitar estimulantes: Limitar el consumo de cafeína y alcohol, especialmente antes de acostarse.
- Practicar técnicas de relajación: Meditación, respiración profunda o yoga pueden ayudar a preparar el cuerpo para dormir.
Si bien los problemas para dormir no garantizan el desarrollo de demencia, se sugiere que pueden ser un signo temprano importante a tener en cuenta.