Existen numerosas dietas para perder peso o mantenerlo, pero a veces solo se necesitan pequeños cambios de hábitos, como sustituir ciertos alimentos por opciones más saludables. Por ejemplo, se discute si el pan o las tortillas contribuyen más al aumento de peso, y aquí te ofreceremos información al respecto.
Las tortillas son un elemento fundamental en la gastronomía mexicana, siendo el pan otra opción popular en diversas preparaciones culinarias. Ambos aportan un toque de sabor único a los platillos.
Si estás buscando cuidar tu salud y reducir tu consumo calórico, es importante entender las ventajas y desventajas tanto del pan como de las tortillas.
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¿Cuál es más saludable?
Como mencionamos previamente, tanto el pan como las tortillas son elementos versátiles y se emplean para acompañar una variedad de platillos. Sin embargo, si tu objetivo es priorizar tu salud y alimentación, los expertos en nutrición concuerdan en que las tortillas son la mejor opción.
Consumir una o dos tortillas en lugar de pan es una elección más saludable. Cada tortilla de maíz de tamaño estándar contiene aproximadamente 52 calorías, según datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, mientras que una porción de 100 gramos de pan blanco aporta alrededor de 265 calorías. Por lo tanto, incluso al comer tres tortillas, que equivalen a esos 100 gramos, estarás ingiriendo menos calorías en comparación con el pan.
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El pan, además de su alta carga calórica, contiene azúcar y otros ingredientes que pueden dificultar la digestión y llevarnos a exceder el consumo diario recomendado de calorías sin siquiera ser conscientes de ello, incluso cuando optamos por versiones más saludables como el integral.
En contraste, si consideramos los bolillos, es importante destacar que la harina de trigo representa un 74% de carbohidratos, mientras que la tortilla de maíz apenas llega al 50%. Más allá de su composición, el problema radica en que los carbohidratos del pan suelen ser de tipo simple, lo que provoca una rápida transformación en azúcar en el cuerpo, incrementando la liberación de insulina y aumentando el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y, por supuesto, el aumento de peso.