La contaminación del aire es un problema de salud pública que afecta a millones de personas en todo el mundo y las urbes de México están lejos de exentar en esta materia. La exposición a los contaminantes atmosféricos como las partículas PM10, pueden causar una amplia gama de efectos adversos en la salud, tanto agudos como crónicos.
Entre los efectos agudos, los más comunes son:
- Aumento de los síntomas respiratorios, como tos, dificultad para respirar y asma.
- Visitar a los servicios de urgencias por enfermedades respiratorias.
- Disminución de la función pulmonar.
- Exacerbación de cuadros asmáticos.
- Incremento en las tasas de mortalidad por enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
Los efectos crónicos de la contaminación del aire son más graves y pueden incluir:
- Aumento en la probabilidad de desarrollar cáncer pulmonar y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
- Mayor número de casos de asma.
- Afectaciones del crecimiento pulmonar.
- Mortalidad prematura.
- Aumento de muertes por enfermedades crónicas (cardiovasculares y respiratorias).
Los grupos más vulnerables a los efectos de la contaminación del aire son los niños, las mujeres embarazadas y los adultos mayores, sobre todo si padecen de enfermedades preexistentes.
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Las Guías de calidad del aire de la OMS publicadas en 2005 ofrecen orientación general relativa a umbrales y límites para contaminantes atmosféricos clave que implican riesgos sanitarios. Las Directrices señalan que mediante la reducción de la contaminación con partículas (PM10) de 70 a 20 microgramos por metro cúbico es posible reducir en un 15% el número de defunciones relacionadas con la contaminación del aire.
Las medidas para reducir la contaminación del aire incluyen:
- Mejorar la calidad del combustible.
- Fomentar el uso del transporte público y la bicicleta.
- Reducir el uso de combustibles fósiles en la industria.
- Plantar árboles.
Es importante tomar conciencia de los riesgos de la contaminación del aire y tomar medidas para reducir la exposición.