REMEDIOS DE LA ABUELA

Remedios de la abuela: Curar de espanto y empacho con 'Pan puerco'

Estas creencias y prácticas suelen darse por regiones, siendo así “culturalmente delimitadas”, expertos.

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Los conceptos de curar de espanto y de empacho aún son recurrentes en algunas regiones de México, pues estas enfermedades populares siguen vigentes hoy en día a pesar de los avances de la medicina moderna. ‘Los remedios de la abuela’ son una opción para quienes confían en las tradiciones familiares, por tanto, te contamos en qué consisten estas dos enfermedades.

Entre los padecimientos que se pueden encontrar bajo esta concepción son el mal de ojo, empacho, espanto, caída de mollera y “aire”, estas son las principales enfermedades que se curan con algunos remedios caseros tomados y untados.

Dolores generalizados pueden atribuirse a un 'espanto' o a un 'empacho'. Foto: Pexels.

Curar de espanto y el “Pan puerco” se sigue implementando en México

Estas prácticas son “culturalmente delimitadas”, manifestó el doctor Roberto Campos Navarro e investigador de la UNAM, quien dice que las enfermedades prevalecen solo en ciertas áreas geográficas especiales.

A pesar de los avances medicinales a nivel global, una buena parte de las zonas rurales y urbanas de México aún implementan algunas prácticas. En establecimientos, principalmente mercados y tiendas botánicas, aún se vende los productos para curar dichos males; “espíritus de tomar” y “espíritus de untar” se puede ofrecer cuando se padece de esto.

¿Cómo se cura de empacho y de espanto?

Para esto se llega a utilizar la conocida pomada de “Pan puerco”, producto que está lleno de bondades gracias a la procedencia de estas medicinas. Este se puede adquirir en cualquier mercado local.

Este remedio de la abuela es bastante usado entre la población, por eso es que a los infantes se les llega a jalar los pies y partes de cuerpo para curar de empacho con el pensamiento generalizado de que con esta acción mejorarán, mientras que para el espanto, a los niños y niñas se les soba todo el cuerpo y se les ‘sube la mollera’.