Cuenta la leyenda que cuando las mascotas se despiden de este mundo, atraviesan un puente de arcoíris, en dicho lugar hay praderas y colinas en las que el animalito puede correr, jugar y disfrutar de su inocencia.
En ese lugar se encuentran todos los animales que, en vida, padecieron enfermedades, fueron maltratados o sufrieron mutilaciones.
Pero no todo está perdido, ya que al cruzar el puente de arcoíris, sus males desaparecen, ven su salud restaurada, rebosan de alegría y vuelven a ser jóvenes.
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En el arcoíris todos están contentos, saludables y cómodos, pero algunos tienen algo en común, la nostalgia de que su amo no está con ellos.
Ellos extrañan a ese alguien especial que los acompañó durante toda su vida, además, la leyenda también abarca a aquellos animalitos que vivieron en dolor, sin el calor de una familia amorosa o sin un hogar.
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Sus heridas físicas sanarán, aunque algunas cicatrices emocionales permanecerán un tiempo más, esto, hasta que un ser humano que ame profundamente a los animales en vida, cruce el puente y se reúna con ellos.
El reencuentro:
La leyenda relata que la mascota se encuentra jugando con otros animalitos que igualmente murieron, pero, de repente el animalito se detiene y fija su mirada al horizonte.
Su cuerpo se estremece y con emoción se separa de su manada corriendo en el campo, ya que a lo lejos vio a su dueño que dejó el mundo terrenal.
Según la leyenda, nuestras mascotas nos ven a mitad del puente y van corriendo hacia nosotros para recibirnos como en vida lo hacían, en donde permanecemos unidos para toda la eternidad.
¿Cómo surgió la leyenda?
Este consolador relato ayuda a comprender de manera metafórica que cuando un animal se va, permanece en nuestro corazón aunque no esté físicamente con nosotros.
El Puente del Arcoíris en realidad es un poema conmovedor sobre el paraíso de los animales, en donde algunas clínicas veterinarias se encargan de entregar copias del poema a sus clientes.
La autora de este poema se llama Edna Clyne-Rekhy, una artista escocesa amante de los animales, que se inspiró en la pérdida de su labrador retriever llamado “Major”, quien murió en sus brazos cuando ella solo tenía 19 años.