Los Husky Siberiano son magníficos compañeros y excelentes guardianes, los perros de nieve rinden un importante servicio al hombre en las condiciones climatológicas más adversas.
Esto quiere decir que en parajes blancos, cubiertos de nieve y a temperaturas difíciles de soportar, estos canes, que pueden ser de montaña y de trineo, ejemplifican la famosa frase del político y escritor francés del siglo XIX, Alfonso Toussenel: "En un principio Dios creó al hombre, pero, viéndole tan desvalido, puso a su lado un perro".
De aspecto lobuno, los perros de trineo o nórdicos rara vez descargan su agresividad contra el hombre y otros animales, pero si la ocasión lo requiere, no dudarán en atacar a su oponente.
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Estos animales no ladran habitualmente, aúllan y erizan el pelo cuando van a pelear, levantando los belfos y descubriendo su afilada dentadura.
Ese perro se conoce como el inseparable amigo del hombre desde hace miles de años, estos perros tiran de sus trineos por "carreteras" de nieve, una práctica en la que demuestran sus envidiables aptitudes para encontrar caminos borrados por las fuertes nevadas, gracias a su extraordinario sentido de la orientación.
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Sus condiciones fisiológicas les permiten soportar bajas temperaturas, estar varios días sin comer y mover pesadas cargas. Igual que los camellos del desierto, pero mucho más rápidos. Todos presentan la conformación típica de los perros nórdicos: cuerpo recogido y fuerte, hocico apuntado, orejas pequeñas y erguidas, patas fortísimas, pelo abundante y cola curvada sobre el lomo o enrollada. También destacan por su hermosura, astucia y resistencia.
Origen del Hursky Siberiano
El husky siberiano es el más dócil de los perros de nieve, además del más veloz, se distingue por sus ojos azules y su pelo erizado y suave. Su origen está en una tribu de esquimales de la región del lago Koluna, en Siberia. Algunos ejemplares alcanzan los 60 centímetros de talla y 27 kilos de peso.
Estos animales son capaces de cubrir etapas de 80 kilómetros por día y recorrer durante el invierno entre 15 mil y 20 kilómetros. A tiro de cuatro, seis u ocho ejemplares, emparejados y siempre dirigidos por un líder que se encarga de controlar al grupo, pueden alcanzar una velocidad de 40 kilómetros por hora.
Actualmente, esta antigua práctica del tiro de trineo por perros se ha convertido en una especialidad de los deportes de invierno, conocida como “mushing”. Deporte tradicional en Canadá, Noruega, Finlandia, Islandia, Suecia, Alaska o Groenlandia, cuentan con un público cada vez más entusiasta y numeroso en países como Francia, España, Italia, donde se organizan sus propias competiciones nacionales.
Para estas pruebas, auténticas carreras sobre la nieve, se emplean trineos que suelen pesar unos 12,5 kilos y su armazón mide 1,40 metros de largo por 60 centímetros de ancho. Los perros son enganchados al trineo por arneses, sujetados con una argolla de acero.
Los perros responden a la voz de arranque -"¡Mus, mus!"- del "musher" -la persona que dirige el trineo- con una disciplina militar. Los preparadores de estos perros no necesitan enseñarles nada sobre el tiro de trineo, ya que es algo innato en estos animales. Su labor fundamental es hacerles aprender las señales para girar y pararse.
Algunos de estos animales se han hecho famosos en su ayuda al hombre. En el Central Park, de Nueva York, se levanta una estatua dedicada a estos animales, que representa a "Balto", perro líder de uno de los tres trineos que en febrero de 1925 recorrieron 655 millas en cinco días, soportando temperaturas entre treinta y cuarenta grados bajo cero y vientos de más de cien kilómetros por hora.
Ahora ya conoces un poco sobre el Husky Siberiano, el eterno amante de la nieve. Para temas relacionados escucha el programa “Amores de Garra” todos los sábados a las 14:00 horas a través del 102.5 FM.