Un análisis de los datos de un ensayo clínico de fase 2, publicado en la revista Nature Medicine, indica que un anticuerpo monoclonal experimental puede reducir los signos de deterioro motor en pacientes de párkinson con rápida progresión de la enfermedad.
El estudio, llevado a cabo por el Centro de Innovación de Roche en Suiza, se centra en prasinezumab, un anticuerpo monoclonal diseñado para unirse a la proteína alfa-sinucleína agregada, lo que permite su degradación.
La agregación de alfa-sinucleína en el cerebro es una característica distintiva de la enfermedad, y varios estudios preclínicos han sugerido que esta patología es un motor clave de la progresión.
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El ensayo clínico en fase 2, llamado Pasadena y citado por la agencia de noticias EFE, investigó el efecto de prasinezumab en 316 pacientes que experimentaron una progresión de la enfermedad muy variable.
El equipo analizó los posibles efectos sobre el desarrollo de los síntomas motores en cuatro subgrupos del ensayo, caracterizados por una progresión rápida de los síntomas motores.
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Así resultó este anticuerpo en contra del párkinson
Los resultados mostraron que el tratamiento redujo el empeoramiento de los síntomas motores en todas las subpoblaciones de progresión rápida al cabo de 52 semanas, en comparación con los tratados con placebo.
Sin embargo, este efecto no se observó en las subpoblaciones caracterizadas por una progresión lenta de los síntomas motores.
Los autores del estudio señalan la necesidad de más investigación para determinar si prasinezumab puede ser eficaz en pacientes con una progresión más lenta de la enfermedad después de periodos más largos de tratamiento, lo cual ya se está explorando.
También se requieren más ensayos para confirmar los efectos en enfermos de progresión rápida, actualmente en estudio en otro gran ensayo de fase 2.
Algunos científicos que no participaron en el estudio han mostrado su cautela ante los resultados, destacando las limitaciones del estudio.
José Luis Lanciego, investigador de la Universidad de Navarra, señaló que la mejoría obtenida es escasa con un seguimiento de solo un año, lo que hace difícil prever el resultado de estos tratamientos a largo plazo.
Subrayó la necesidad de ensayos a más largo plazo y de ponderar detenidamente el balance entre coste, beneficio y potenciales efectos adversos antes de recomendar estos tratamientos contra el párkinson. / Con información de EFE