El punto de partida de la wifi, podría establecerse en distintas etapas de su proceso de creación y evolución, pero 1997 fue un año clave en el arranque de este sistema que permite conectar sin cables, entre sí o a Internet, ordenadores, teléfonos, televisores, videoconsolas, reproductores multimedia y otros dispositivos, a través de un punto de acceso a una red inalámbrica.
En 2023 se cumplen 23 años desde que el Institute of Electrical and Electronics Engineers, IEEE (Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos) publicó la primera definición de un estándar Wi-Fi, denominado IEEE 802.11-1997 y que en los años siguientes experimentaría actualizaciones y versiones mejoradas, para adaptarse a los avances técnicos que se producían.
Al primer estándar wifi, el IEEE 802.11, que permitía unas velocidades de trasmisión de datos de hasta 2 Mbps (megabits por segundo) le sucedieron una serie de actualizaciones, que fueron identificados añadiendo letras minúsculas al nombre original, como IEEE 802.11b o IEEE 802.11n, hasta llegar al IEEE 802.11ax o Wi-Fi 6, el más moderno y avanzado.
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Los estándares wifi son normas o protocolos inalámbricos, un conjunto de reglas, condiciones y requerimientos técnicos que deben cumplir los dispositivos que utilizan un tipo de estándar para poder establecer una conexión eficaz y segura unos con otros, por ejemplo respecto al alcance de la red y las velocidades de trasmisión de datos por medio de señales infrarrojas.
“Estos estándares los define el IEEE. Actualmente está en desarrollo el nuevo estándar IEEE 802.11be o Wi-Fi 7, que promete ofrecer velocidades de transmisión muy elevadas y que se espera que se lance a partir de 2023”, explica a EFE, Guillermo Marín, gerente en España, de la firma alemana Devolo, especializada en redes inteligentes.
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Casi todos conocen la palabra wifi, y quizá estén familiarizados con su principio básico de funcionamiento, dado que un gran número de dispositivos electrónicos funcionan en línea, por medio de este sistema inalámbrico, pero pocos saben qué hay detrás de las conexiones wifi, en que se basa su tecnología y que significan los términos utilizados en su ámbito, según Marín.
Explica que la abreviatura wifi significa Wireless Fidelity, (fidelidad inalámbrica) y se refiere a “una serie de redes de radios limitadas a nivel local que, en realidad, no establecen una conexión a Internet, sino al rúter, que es el dispositivo que crea dicha conexión”.
“Lo sorprendente es que la tecnología que hay detrás no es tan antigua. Arrancó en 1997, con la primera definición de un estándar Wi-Fi por parte del IEEE. Veinticinco años después, el sistema wifi se ha desarrollado de forma espectacular” destaca Marín.
En el 25 aniversario de aquel hito tecnológico, este especialista describe algunos aspectos sorprendentes y poco conocidos sobre la wifi y da respuestas a algunas de las dudas y preguntas más habituales de los usuarios sobre esta tecnología.
¿Qué es WiFi 5 y 6?
La nomenclatura de los estándares wifi resulta complicada para el usuario final. Por eso, en los últimos años, se han establecido nombres alternativos y más sencillos, según Marín.
“Wifi 5 es, hasta cierto punto, el nombre del estándar IEEE 802.11ac, mientras que wifi 6 es otra denominación para el IEEE 802.11ax, que es el estándar más moderno y avanzado, aunque aún no es compatible con muchos dispositivos terminales”, asegura.
En general los estándares wifi son compatibles con las versiones anteriores del sistema, ya que de lo contrario “las antiguallas que todavía se conservan en muchos hogares generarían problemas que impedirían las conexiones”, explica Marín, que recomienda informarse al respecto en la documentación del aparato, y sobre todo actualizar los dispositivos por cuestiones de seguridad.
Recalca que los dispositivos terminales con certificación wifi “acostumbran a ser compatibles entre sí. Por ejemplo, el estándar Wi-Fi 6 es compatible con los anteriores IEEE 802.11a, IEEE 802.11b, IEEE 802.11g, IEEE 802.11n e IEEE 802.11ac.
¿Qué tan seguro es conectarte a WiFi?
Los usuarios deberían, en general, desconfiar de las redes LAN (Red de Área Local) inalámbricas públicas de libre acceso, ya que nunca se pueden descartar que presenten vulnerabilidades, sobre todo en el caso de carezcan de encriptación, explica Marín, que desaconseja utilizar ‘apps’, como las bancarias, en estas redes.
Por su parte, las redes domésticas privadas, pueden protegerse con diferentes métodos de encriptación, como WEP, WPA, WPA2 y WPA3, con distintos niveles de seguridad y compatibilidad con los dispositivos terminales que se conecten, pero “la seguridad siempre empieza con la elección de una contraseña que sea lo bastante segura”, enfatiza
¿Por qué llega a fallar?
Las conexiones en los hogares tienen ‘enemigos naturales’ como paredes, techos y dispositivos electrónicos (microondas, ‘vigilabebés’ y accesorios informáticos inalámbricos) y también provocan problemas los muebles, las plantas de interior o el agua (tuberías, calefacción radiante y floreros), según Marín.
Señala que una colocación bien calculada del rúter, sin esconderlo en un armario y situándolo lo más centrado posible, ayuda a mejorar la cobertura wifi, y que cuando esto es difícil o hay que cubrir un área muy grande, pueden instalarse dispositivos técnicos que ayuden a extender el alcance de la señala.
En muchos hogares se producen errores de rendimiento del wifi porque el rúter alcanza su límite, debido a que dentro de la casa o el apartamento, el lugar desde donde llega la conexión a Internet está demasiado lejos de donde se la necesita, según Marín.
La calidad de la wifi puede mejorarse utilizando repetidores, dispositivos que reciben la señal del rúter y la extienden mejorando la cobertura, o soluciones Powerline, adaptadores de red que se enchufan a la corriente eléctrica y usan el cableado para transmitir datos, sin que los muros ni techos frenen la conexión y logrando que la señal alcance largas distancias, explica.
¿Qué es el WiFi de malla?
El wifi ‘Mesh’ o de malla es una red doméstica inteligente, con varios puntos de acceso interconectados, que permite que los dispositivos terminales móviles siempre se conecten al punto de acceso óptimo, porque la propia red Mesh controla la conexión y la transmisión de datos, según Marín.
Este sistema aventaja a las configuraciones wifi tradicionales, en las que los dispositivos se “adhieren” a un punto de acceso determinado, aunque haya disponible una mejor conexión, lo cual se hace patente, por ejemplo, al moverse por la casa durante una videollamada, variando la calidad de la señal, apunta.
Con información de EFE