El escenario debió ser apocalíptico, devastador, impensable para las condiciones actuales de la civilización, pero olas de 4.5 kilómetros se registraron tras un megatsunami por el impacto del asteroide que acabó con los dinosaurios.
Un estudio reciente ha revelado que tras la caída del asteroide Chicxulub en lo que hoy es la península de Yucatán, llegó lo impensable, un potente tsunami global que habría desencadenado olas kilométricas que arrasaron el fondo del océano.
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“Este tsunami fue lo suficientemente fuerte como para perturbar y erosionar los sedimentos en las cuencas oceánicas de medio mundo”, explicó Molly Range, autora principal del estudio de la Universidad de Michigan y se ha publicado en la revista ‘AGU Advances’.
Cataclismo devastador
De acuerdo con el estudio, tras el impacto del asteroide de 14 kilómetros de diámetro que viajaba a una velocidad de 14 kilómetros por segundo, provocó un cráter de 100 kilómetros de ancho y después vino el apocalipsis.
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Según Brandon Johnson, de la Universidad de Purdue, quien también participó en el estudio, 2.5 minutos después del impacto se formó una monstruosa ola de 4.5 km de altura.
En los primeros diez minutos tras el impacto del asteroide, que tenía 14 kilómetros de diámetro y se movía a 12 kilómetros por segundo, se formó el cráter y se inició el tsunami.
Diez minutos después, una ola de 1.5 kilómetros de altura en forma de anillo se propagaba hacia el exterior, en todas direcciones.
Tras una hora del impacto, el tsunami se había extendido fuera del Golfo de México y hacia el Atlántico Norte.
Cuatro horas después, las olas ya habían atravesado la vía marítima centroamericana hacia el Pacífico.
Un día después, las olas habían cruzado la mayor parte del Pacífico desde el este y la mayor parte del Atlántico desde el oeste y entrado en el Océano Índico por ambos lados.
A dos días del impacto, importantes olas de tsunami habían llegado a la mayoría de las costas del mundo.
30,000 veces más fuerte que el tsunami de Indonesia
Las investigaciones hechas por los científicos han calculado que la ola gigante provocada por Chicxulub tuvo una fuerza increíble y jamás vista por la humanidad.
Se calcula que fue hasta 30 mil veces mayor que el tsunami más devastador de la historia, producido en diciembre de 2004 en la isla de Sumatra, Indonesia.
Cuando el tsunami comenzó, las velocidades de las corrientes submarinas alcanzaron, probablemente, los 20 centímetros por segundo, una velocidad "suficientemente fuerte como para erosionar los sedimentos" del lecho marino, destaca la investigación.
Las olas de 4.5 kilómetros se registraron tras un megatsunami por el impacto del asteroide que acabó con los dinosaurios, muestran que el impacto del asteroide Chicxulub fue más que devastador.