Jos\é Cantero Arreaga sol\ía trabajar como trompetista y arreglista musical para importantes artistas. Incluso, presume, lleg\ó a acompa\ñar en algunos conciertos al fallecido cantante\ Juan Gabriel.
Pero un d\ía, cuando apenas contaba con 45 a\ños, los dedos que daban el ritmo a su principal instrumento de trabajo se paralizaron.
“Empec\é as\í, pero despu\és me paralizaba de los brazos, de todo el cuerpo”, cuenta este martes en entrevista.
Sin saber exactamente qu\é pasaba en su organismo, Jos\é busc\ó infinidad de soluciones.
“Fui al m\édico, me mandaron con un ortopedista, con varios especialistas, pero nadie me sab\ía decir por qu\é me paralizaba”, asegura el m\úsico.
Luego vinieron peque\ños temblores en las extremidades. Pero lo m\ás preocupante era la par\álisis que le ocurr\ía cada vez m\ás frecuentemente y pod\ía pasarle lo mismo en casa, en la calle o en el transporte p\úblico.
Asustado y cada vez m\ás imposibilitado para trabajar, acudi\ó con acupunturistas, brujos, limpias. “Dec\ían que me hab\ían embrujado”, apunta.
Pero nada le hac\ía recobrar su capacidad para trabajar.
Tuvieron que pasar aproximadamente cuatro a\ños para que Jos\é llegara al Hospital General de M\éxico, donde un doctor sin m\ás pre\ámbulo le diagnostic\ó.
“Tienes p\árkinson, me dijo. Y yo me qued\é pasmado, asustado”, admite.
El p\árkinson, explica la neur\óloga Minerva L\ópez, es una alteraci\ón neurol\ógica caracterizada por la p\érdida prematura de algunas c\élulas del cerebro.
A nivel mundial, es la segunda enfermedad neurodegenerativa m\ás frecuente que afecta a aproximadamente 6,3 millones de personas y se estima que para el 2030 dicha cifra podr\ía duplicarse.
En M\éxico, 50 de cada 100 mil habitantes podr\ían desarrollar p\árkinson, seg\ún datos del Instituto Nacional de Neurolog\ía y Neurocirug\ía “Manuel Velasco Su\árez”.
Aunque se piensa que es una enfermedad propia de la vejez, existen casos como el de Jos\é en donde se presenta antes de los 50 a\ños.
“Yo empec\é muy joven, pero por eso me costaba trabajo aceptar mi condici\ón, aunque yo sab\ía que algo no estaba bien”, asegura.
Durante una d\écada, el m\úsico estuvo bajo tratamiento farmacol\ógico, el cual pretend\ía ayudarle a controlar los s\íntomas.
Sin embargo, el efecto solo duraba algunas horas y despu\és volv\ía a verse imposibilitado a hacer cosas tan comunes como vestirse, ba\ñarse o agarrar un vaso.
“Los pacientes con esta enfermedad tardan hasta dos o tres veces m\ás en hacer sus actividades cotidianas por lo que pierden su calidad de vida, tienen temblores, lentitud de movimiento, rigidez, p\érdida de reflejos posturales”, explica la especialista.
Los f\ármacos y la rehabilitaci\ón son los primeros tratamientos que se les otorgan a estos pacientes, sin embargo, desde hace algunos a\ños existe la posibilidad de que sean sometidos una cirug\ía.
“Es una cirug\ía en la que se abre la cabeza del paciente para colocarle un electrodo en el cerebro con la finalidad de tratar los s\íntomas”, explica.
El dispositivo puede ser programado para una estimulaci\ón cerebral profunda, y con ello se logra mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Hace poco m\ás de un a\ño Jos\é fue sometido a esta cirug\ía y hoy, a sus 62 a\ños, ha logrado volver a hacer su vida casi normal, ha vuelto a tocar la trompeta y disfruta a su familia.
“Hasta tengo una foto con Nick Jonas de los Jonas Brothers“, presume mientras mueve con soltura las im\ágenes en la galer\ía de su tel\éfono m\óvil.
Aunque ahora Jos\é puede ser m\ás feliz con su vida, lamenta que los m\édicos no est\én lo suficientemente informados para dar un diagn\óstico oportuno, lo cual es indispensable para tener un tratamiento adecuado.
En ese sentido, la doctora L\ópez insiste en la necesidad del diagn\óstico a tiempo ya que muchos pacientes pueden ser candidatos a la cirug\ía.
“Esto les da una esperanza buena de vida, reduce la cantidad de medicaci\ón y permite realizar tareas cotidianas, lo que se traduce en mayor autoestima, independencia y calidad de vida”, concluye.