El intestino es considerado el segundo cerebro del cuerpo humano, ahí se producen la mayoría de las hormonas responsables de los procesos neurológicos del organismo y contiene millones de células similares a las que posee el cerebro.
Existe una conexión entre las emociones y la salud, pues muchos malestares intestinales son el reflejo de nuestro estado de ánimo. Realizar actividad física, ejercicios de relajación y una buena alimentación contribuyen a fortalecer la salud intestinal.
Las emociones como ansiedad y estrés desencadenan una serie de malestares digestivos, afectando no solo el bienestar digestivo, sino el bienestar emocional.
Más de 70 por ciento de las personas que experimentan molestias digestivas dicen que se sienten emocionalmente afectadas, y las personas con síndrome de colon irritable dicen también sufrir efectos mentales adversos.
Una forma de liberarse de las emociones negativas, es practicando actividades que ayuden a equilibrio emocional como yoga, correr, crossfit, pilates, o cualquier actividad física.
También ayuda escuchar música, meditar, dibujar, leer, ver una película (de corte romántico), ir a un spa, o bien realizar cualquier otra actividad que ayude a liberar el estrés y buscar momentos para uno mismo que contribuyan a salirse de un momento emocional negativo.
Es importante mantener una buena salud intestinal para hacer frente al impacto de esas emociones. Un plato divertido y lleno de colores, puede asegurar un adecuado consumo de vitaminas, minerales y fibra.
Uno de los alimentos recomendados para la salud digestiva, es el yoghurt ya que contiene probióticos vivos que ayudan a cuidar las vellosidades del intestino para que tengan una mejor absorción de los nutrimentos.
Existen diferentes tipos de probióticos y, algunos de ellos, han demostrado tener un efecto positivo en la salud digestiva, favoreciendo el equilibrio microbiano en el intestino y disminuyendo la frecuencia de malestares digestivos menores, indicó la marca Activia, de Danone.
De igual forma, se recomienda moderar el consumo de alimentos irritantes como café, picante, bebidas con gas y alimentos fritos, capeados o empanizados.