Las acciones preventivas para detectar el cáncer de mama, arrojan resultados positivos en un 75 por ciento si la población femenina responde, pero en México, apenas el 20 por ciento de las mujeres se someten regularmente al estudio, “es como si no hubiera programa de tamizaje”, advirtió María Ester Brandan, del Instituto de Física de la UNAM.
La mastografía es la única técnica validada para reducir la mortalidad por cáncer de mama porque permite detectar la enfermedad de manera temprana, requieren en menor medida de un tratamiento agresivo –cirugía para extirpar la glándula mamaria o quimioterapia– y sus posibilidades de cura son mayores.
La especialista en física médica subrayó que la también llamada mamografía detecta lesiones subclínicas (que nos son palpables).
Según el Instituto Nacional de Cancerología (INCan) existen suficientes mastógrafos para establecer un programa nacional de mastografías, para aplicar esta prueba a las mujeres cada dos años; sin embargo, son pocas las mamografías que se realizan en instituciones públicas de salud, en donde se toman uno o dos estudios radiológicos de la glándula mamaria por turnos de ocho horas.
“México invierte mucho en equipo médico, pero el instrumento requiere de especialistas que aseguren imágenes de calidad, apunta la experta al urgir a la planeación de un programa de tamizaje ejemplar, el problema sería la cobertura”, puntualizó la universitaria.
En opinión de María Ester Brandan, es momento de establecer un programa de tamizaje que permita la detección temprana a población abierta que aún no tiene síntomas, como ocurre en países desarrollados.
Los expertos han concluido que hay suficiente evidencia para considerar que un programa de tamizaje (detección oportuna) basado en la mastografía puede reducir la mortalidad en población femenina de entre 50 y 69 años, aunque los beneficios se extienden a mujeres de más de 70 años, siempre y cuando “se acojan al programa y cumplan con la periodicidad establecida”.