Descubren científicos nuevos riesgos para la capa de ozono

El nuevo estudio, publicado en la revista especializada Nature, muestra que la tasa de disminución de las concentraciones de CFC-11 observadas se ha desacelerado en alrededor del 50%. 

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Un equipo de investigadores detectó un aumento inesperado en los niveles atmosféricos de CFC-11, un clorofluorocarbono prohibido en 1987 por el Protocolo de Montreal, lo que pone en riesgo la capa de ozono y podría agudizar el cambio climático.

Las evidencias con que cuentan los científicos muestran que las emisiones de CFC-11, altamente perjudiciales para la capa de ozono, estuvieron disminuyendo de manera constante desde 1987, pero esa reducción se desaceleró en 50 por ciento a partir de 2012.

El grupo de investigación estima que es probable que se trate de nuevas emisiones ilegales de CFC-11 que provendrían del este de Asia.

El CFC-11 también se conoce como triclorofluorometano y es uno de varios clorofluorocarbonos que se desarrollaron inicialmente como refrigerantes durante la década de 1930, pero que también se usaron como propulsores en aerosoles y en solventes.

Sin embargo, los científicos tardaron muchas décadas en descubrir que cuando los CFC se descomponen en la atmósfera, liberan átomos de cloro que pueden destruir rápidamente las moléculas de ozono.

El descubrimiento de que la destrucción del ozono provocaba un gran “agujero” sobre la Antártida llevó a la firma del Protocolo de Montreal en 1987, que prohibió la producción de CFC, incluido el 11, en varios países desarrollados a mediados de la década de 1990 y en el resto del mundo para 2010.

Foto: Observación de concentraciones de CFC-11 / Revista Nature 

Como la producción se detuvo, se esperaba que los depósitos existentes de los productos químicos escaparan gradualmente a la atmósfera y disminuyeran, por lo que desde entonces los científicos monitorearon datos en el aire en todo el mundo para asegurarse de que todo avanzaba como estaba previsto.

Todo se desarrollaba de manera exitosa, incluso los científicos hablaban de “una recuperación en curso” de la capa de ozono. Sin embargo, registros del año pasado indicaron que la producción de nuevos productos químicos que contienen cloro podría causar un retraso significativo.

El nuevo estudio, publicado este miércoles en la revista especializada Nature, muestra que la tasa de disminución de las concentraciones de CFC-11 observadas fue constante entre 2002 y 2012, pero ese año la disminución se ha desacelerado en alrededor del 50 por ciento.

Los investigadores descartan que este cambio pueda deberse a las emisiones existentes aún o a la producción accidental de CFC-11 como un subproducto de otra fabricación química.

En 2013, se detectaron columnas de aire que contenían niveles elevados de CFC-11 en el observatorio de Mauna Loa en Hawai, por lo que los investigadores sugieren que es probable que se esté produciendo ilegalmente en el este asiático.

Los datos “señalan en esa dirección”, dijo a la cadena pública de noticias BBC el doctor Stephen Montzka, de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).

“Hacemos las mediciones desde muy lejos de estas regiones y creo que vendrá más especificidad una vez que la gente en esa región mire con atención sus mediciones y publique sus resultados”, agregó, y afirmó que cualquier producción debe ser informada a la Secretaría del Ozono.

“Actualmente la producción mundial es esencialmente cero. No conocemos producción ni siquiera para productos intermedios o secundarios”, refirió.