Un grupo de astrónomos descubrió el agujero negro que crece más rápido del Universo conocido hasta ahora, el cual absorbe una masa equivalente al Sol cada dos días, informaron hoy fuentes académicas en Australia.
El agujero negro llamado QSO SMSS J215728.21-360215.1 fue detectado a 12.000 millones de años luz de distancia por científicos de la Universidad Nacional Australiana (ANU).
Su tamaño equivale a 20.000 millones de soles y tiene una tasa de crecimiento de alrededor de un uno por ciento por cada millón de años, indicó la ANU en un comunicado.
“Este agujero negro crece tan rápido que brilla miles de veces más que una galaxia entera debido a los gases que devora diariamente causando mucha fricción y calor”, dijo Christian Wolf, de la Escuela de Astronomía y Astrofísica de la ANU.
Este agujero negro existía cuando el Universo, que tiene unos, 13.800 millones de años, tenía tan solo 1.200 millones de años.
“No sabemos como creció tanto y tan rápido en la primera etapa del Universo”, señaló el científico.
Astronomers from @ANUmedia using @SkyMapper have found the fastest-growing #blackhole known in the #Universe. The monster quasar devours the equivalent mass of our sun every two days & would likely make life on Earth impossible if it was in the #MilkyWay https://t.co/pL1UjWDCwU pic.twitter.com/87UwMydx1O
— WSFBrisbane (@WSFBrisbane) May 15, 2018
Wolf indicó que la energía emitida por el agujero negro, también conocido como quásar, estaba compuesta por luz ultravioleta y rayos-X.
“Si este monstruo estuviera en el centro de la Vía Láctea probablemente haría que la vida en la Tierra fuera imposible debido a la gran cantidad de rayos-X que emana”, aseguró el astrónomo.
“Estos gigantescos agujeros negros de crecimiento rápido también ayudan a despejar la niebla que los rodea con gases ionizantes, lo que hace que el Universo sea más transparente”, añadió.
Foto: Agujero negro tomado por el Telescopio SkyMapper / ESA/NASA
El agujero negro fue detectado por el telescopio SkyMapper del Observatorio de Siding Spring de la ANU, situado a unos 480 kilómetros al noroeste de Sídney, con ayuda del satélite Gaia de la Agencia Espacial Europea.
Sus descubridores consideran que esta clase de agujeros negros brillan y pueden convertirse en modelos para observar y estudiar la formación de elementos en las galaxias tempranas del Universo.