Un art\ículo publicado en el portal web de la Universidad de Ohio, Estados Unidos, public\ó que el cerebro de estos reptiles era vulnerable a un golpe de calor, pero su soluci\ón se encontraba en la cabeza, espec\íficamente en las fosas nasales.
Los cr\áneos de estos reptiles herb\ívoros fueron hallados hace m\ás de una d\écada al suroeste de Canad\á, ten\ían en com\ún de una forma muy elaborada las cavidades nasales, los expertos realizaron tomograf\ías para elaborar una reconstrucci\ón tridimensional y hacer un modelo de din\ámica de fluidos para poder apreciar que efecto ten\ían esta complejidad.
La parte superior del sistema respiratorio permit\ía tanto reducir como aumentar la temperatura del aire inhalado, adem\ás calcularon hasta qu\é punto pod\ían legar la diferencia entre la temperatura en la entrada y en la salida, el resultado fue de unos 20 grados Celsius aproximadamente.
"El olfato puede ser la funci\ón primaria de la nariz, pero asimismo las narices son intercambiadores de calor, asegurando que el aire es bien calentado y humidificado antes de que alcanzara nuestros delicados pulmones”, explica la Universidad.
El grupo de investigadores est\án buscando similitudes en los mecanismos de respiraci\ón para evitar calentamientos excesivos en los cuerpos, en otras especies.