Las plantas son capaces de percibir lesiones como cuando son mordidas o pisadas, de saber si un insecto camina sobre sus hojas o de determinar si éste es amigable o un depredador en potencia, afirmó el especialista del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Ulises Rosas.
El especialista destacó el trabajo científico recientemente publicado en la revista “Science” que, acompañado de videos, revela dicho proceso. En uno de los materiales videográficos, se observa a una oruga devorar una hoja de Arabidopsis y cómo, casi al instante, los canales de calcio distribuidos a lo largo de la pequeña hierba se encienden.
UNAM Global destacó las consideraciones del especialista universitario luego de que, a partir del hallazgo científico, se publicaron diversas notas periodísticas con la aseveración incorrecta de que, dijo el académico, se asegura que las plantas sienten dolor.
Ulises Rosas, encargado del Laboratorio de Biología de Raíces del Jardín Botánico de la máxima casa de estudios, detalló que lo que resulta sorprendente es que en las plantas existe un proceso en el que se envían alertas rápidas ante posibles amenazas.
El dolor es complejo y se experimenta sensorial y emocionalmente. Existe, pero no es atribuible a un solo factor y, para experimentarlo, antes el cerebro debe recibir una serie de señales vía el sistema nervioso central.
Aunque las plantas carecen de masa encefálica o de nervios, lo que sí tienen es un mecanismo para transmitir información basado en el glutamato, una molécula que en los animales posibilita la comunicación entre neuronas y que en los vegetales participa de otra forma, a través de canales de calcio, destacó Ulises Rosas.
Transmitir señales rápidas ante una lesión permite prepararse contra daños mayores; por ejemplo, es factible que al recibir la mordida de un insecto otros órganos de la planta comiencen a sintetizar glucosinolatos, una molécula que provoca un regusto amargo en las hojas a fin de serle poco apetitosa a su agresor.
De esta manera, destacó el científico, la capacidad de percibir (“que no es igual a sentir”) es esencial para la supervivencia de las plantas y para determinar su respuesta ante distintas contingencias.
“Esas respuestas pueden ser rápidas y hasta perceptibles para el ser humano, como cuando una planta carnívora atrapa moscas cierra sus hojas para apresar a un insecto, o muy lentas, como cuando un árbol que no recibe suficiente luz se elonga y crece a fin de sobrepasar los follajes vecinos y asomarse un poco hacia el Sol”, enfatizó.
Uno de los temas de investigación de Ulises Rosas es el estrés, concepto que, como el de dolor, suele verse limitado cuando se traslada al campo de biología experimental.
Entre sus líneas de estudio más recientes, se encuentra la de establecer cómo se comportan ciertas plantas ante el exceso de sal (cloruro de sodio).