La relación de las sanguijuelas con los humanos es muy antigua, de hecho, proviene del ancestral Egipto donde las utilizaban para curar algunos padecimientos, así lo dijo Alejandro Oceguera Figueroa, investigador del Instituto de Biología.
Más tarde, en las culturas romana y griega, los médicos creían que la salud humana dependía del balance de cuatro humores, la bilis negra, bilis, flema y sangre, añadió el experto.
En este contexto, planteaban que si una persona tenía mucho líquido rojo, sufría dolores de cabeza, fiebre, mareos, hiperactividad y lo “sanaban” con las sanguijuelas. A través de los años, destacó el entrevistado, estos mitos fueron olvidados. No obstante, en la actualidad la ciencia ha realizado investigaciones encaminadas a utilizar estos parásitos en casos particulares de reimplantación de órganos y tejidos.
Por ejemplo, si una persona pierde una oreja, un dedo, e incluso un pedazo de carne, el médico puede colocar el órgano en su lugar y aplicar sanguijuelas para ayudar a que el flujo sanguíneo se pueda reactivar.
Además, se ha estudiado las propiedades químicas de su saliva donde han encontrado una gran cantidad impresionante de anticoagulantes. Muchas de estas proteínas funcionan para deshacer coágulos, y por ende, funcionan para tratar enfermedades como la trombosis, o algunas otras de este tipo.
“Si se aíslan estas proteínas de la saliva de las sanguijuelas, podrían encontrarse fármacos con un potencial médico bastante interesante”, subrayó Oceguera Figueroa.
El Instituto de Biología busca identificar cuántas especies existen en nuestro país, su distribución y características generales, por ejemplo, las morfológicas, ecológicas y ubicarlas en hipótesis filogenéticas.
En el mundo existen alrededor de mil especies, y en México tenemos aproximadamente entre 30 y 40. Un punto muy interesante de nuestra investigación es que seguimos describiendo especies nuevas.
Detectar todas las variedades de estos organismos y en dónde se distribuyen es fundamental para diseñar políticas de conservación. El objetivo, observó el especialista, es tener un aprovechamiento más informado acerca de los recursos de nuestro país.
El académico universitario ha dedicado 12 años al estudio de las sanguijuelas, donde ha descrito aproximadamente 15 especies nuevas y la investigación continúa.
¿Cómo funcionan?
Nos hemos interesado particularmente en cómo se relacionan estos organismos con sus huéspedes, y también con las bacterias que habitan dentro de ellas, explicó el experto universitario.
Sabemos, describió el investigador, que las sanguijuelas pueden funcionar en algunos casos como vectores de enfermedades de peces o tortugas. Asimismo, identificamos que las bacterias proveen a las sanguijuelas de vitamina B, algo muy interesante porque estas vitaminas están ausentes en la sangre de los vertebrados de los cuales se alimentan. Se trata de un sistema de adaptación muy elegante.
En conclusión, las sanguijuelas son modelos biológicos que sirven a la ciencia para entender muchos fenómenos biológicos, concluyó.