Vestigios de civilizaciones ancestrales, naves extraterrestres o bases escondidas en el hielo son algunos de los mitos sobre el continente helado que los científicos especializados en la Antártida quieren extirpar del imaginario colectivo de la población.
“Más de un siglo después de las expediciones que dan inicio a la conocida como época heroica de la exploración polar, la Antártida es todavía una tierra fértil para la ciencia ficción”, dijo a Efe el paleobiólogo Marcelo Leppe, investigador del departamento científico del Instituto Nacional Antártico Chileno(INACH) y representante chileno en el Comité Científico para la Investigación en la Antártida (SCAR, por sus siglas en inglés).
Desde hace cinco años circula por internet un artículo que habla del supuesto hallazgo, por parte de “investigadores europeos y estadounidenses”, de “antiguas pirámides hechas por el hombre bajo la gruesa capa de hielo y nieve de la Antártica”.
La nota, acompañada de algunas fotos de Google Earth en las que se ve formaciones de hielo parecidas a las monumentales construcciones egipcias, asegura que el descubrimiento podría “cambiar nuestra percepción de la historia humana para siempre”.
Aunque no se dan más detalles sobre quienes hicieron el descubrimiento, la nota fue replicada en más de 436.000 páginas web y difundida en distintos medios internacionales.
Lejos de civilizaciones ancestrales, el patrón geomorfológico de estas montañas antárticas obedece a la “estructura cristalina de las rocas y la erosión de los vientos racheados”, explicó el paleobiólogo.
Según el científico, la existencia de civilizaciones antiguas en la Antártida es “totalmente imposible” puesto que se trata de un continente cuyas condiciones hacen imposible la supervivencia del ser humano.
Asimismo, se estima que la Antártida se congeló hace al menos 23 millones de años, muchos millones de años antes de la aparición de los primeros Homo sapiens, lo que refutaría la posibilidad de que los seres humanos la poblaran antes de su actual estado de congelación.
“La Antártida sigue siendo una de las últimas fronteras del conocimiento, un lugar inexplorado y misterioso sobre el que la gente tiende a especular”, recalcó Leppe.
Desde principios del siglo XIX se ha escrito mucha literatura fantástica sobre el continente helado. Edgar Allan Poe inició el género de ciencia ficción polar con su novela “Las aventuras de Arthur Gordon Pym”, lo siguió Julio Verne con su obra “La esfinge de los hielos” y continuó con ficciones cinematográficas como la película “La cosa”, dirigida por John Carpenter y basada en el libro “¿Quién anda ahí?” de John W. Campbell.
“Este continente parece otro planeta, tiene zonas inexploradas y, además, hay muy poca gente que pueda visitarlo. Por eso creo que es fácil creer en explicaciones esotéricas o metarracionales”, recalca Leppe quien asegura que el cerebro siempre trata de buscar explicaciones a lo desconocido. “A veces, es más fácil pensar que llegaron los extraterrestres”.
Del mismo modo que fácilmente se encuentran imágenes de las supuestas “pirámides antárticas” también se pueden localizar en internet miles de páginas que hablan de la observación de desfiles de ovnis.
Otro de los mitos que circula por la red habla de una “confabulación entre los gobernantes mundiales” para supuestamente ocultar las civilizaciones encontradas en la Antártida.
“Esta información salió después de la visita del patriarca ruso a la base de su país en 2016. Yo estuve con él, estuvo comiendo con sus compatriotas, dio una misa y se fue. Me preocupa que la gente crea estas cosas tan rápidamente”, lamenta el científico.
Según Leppe, la magia de la Antártida está en sus “características increíbles”, como ser el continente más alto del planeta -con un promedio de 2.300 metros sobre el nivel del mar-, albergar bajo el hielo el punto más bajo de la tierra -situado a menos 2.555 metros- así como haber registrado la temperatura más baja de la historia, -89,4 grados Celsius, y ser el lugar más ventoso con rachas de hasta 304 kilómetros por hora.
Asimismo, acoge el 90 % del hielo de todo el planeta. “Hay tanto que se podría tallar un bloque de hielo del tamaño de una pirámide de egipto para cada ser humano”, señala Leppe.
“Creo que los científicos debemos robustecer nuestra interacción con los medios para tratar de viralizar la otra visión de las cosas. Esta es una de las grandes tareas para nuestra anhelada sociedad del conocimiento porque el gran enemigo de la cultura siempre será la superstición”, concluyó el científico.