El programador neozelandés Mark Sagar creó una presentación digital 3D de una niña, basándose en imágenes de su hija Sagar cuando tenía año y medio.
El también investigador de la empresa Soul Machine nombró a la niña vitual BabyX.
BabyX solo en el ordenador pero reacciona a las acciones de las personas que están cerca. Además, se le pueden enseñar palabras para que las lea, así como imágenes para que identifique los objetos.
Cuando da una respuesta correcta y recibe un estímulo de aprobación, sonríe, pero si se equivoca y la regañan, se pone triste o empieza a llorar.
“Hola, niña. Mírame, niña” le dicen a BabyX para llamar su atención.
Foto: BabyX de Bloomberg Businessweek
El cuerpo de animación de la niña oculta un mapa detallado del cerebro humano. El ‘padre’ de la niña virtual puede ‘retirar’ su cara con un solo clic del ratón y mostrar cómo sus ‘neuronas’ reaccionan a las acciones humanas. Además, se le puede inocular dosis de serotonina virtual, oxitocina y otras sustancias químicas, activando neurorreceptores virtuales.
Con dicho desarrollo, Mark Sagar trata de humanizar la inteligencia artificial (IA), lo que, según él, puede contribuir a establecer una relación más simbiótica entre humanos y máquinas. El ‘padre’ del proyecto reconoce que desde que tenía 20 años le obsesiona la idea de que “un ordenador pueda llegar a ser inteligente y tener conciencia”.
Según explica, su empresa quiere “construir un sistema que no solo aprenda por sí mismo, sino que esté motivado para aprender y para interactuar con el mundo”.
“Los investigadores han construido muchos modelos computacionales de cognición y partes de este modelo, pero nadie los había unido”, indica Sagar. Lo que están haciendo sus empleados es “conectarlos y ponerlos en un cuerpo animado” para “crear un sistema nervioso central para la computación humana”.
“Si realmente vamos a beneficiarnos de la inteligencia artificial, vamos a tener que aprender a cooperar con las máquinas”, asegura el creador de BabyX.
Con información de RT