Sin grandes revoluciones en su agenda, Futurecom presenta hasta este jueves en la mayor ciudad de Brasil cambios en el ámbito de las telecomunicaciones que en pocos años formarán parte de la vida cotidiana.
Rafaela Mancilha, arquitecta de internet de las cosas en Logicalis, muestra un dron equipado con una cámara térmica capaz de cartografiar una plantación y avisar de “alteraciones” en su suelo, del “crecimiento del cultivo”, así como de posibles plagas aún no detectadas por el ojo humano.
“Ese dron trae una imagen que tratamos en nuestra plataforma, que hace todos los análisis y obtenemos una información” para actuar sobre el terreno, explica.
Los denominados “TAG de RFID” desarrollados por T-Systems, filial de Deutsche Telekom, están conectados con un sistema que comunica al trabajador los instrumentos que necesita para realizar una tarea.
“Si un trabajador no está autorizado a manipular una máquina la máquina no se encenderá. Esto consigue garantizar varios procesos, la calidad y la seguridad de todos los empleados”, dijo a Efe Luiz Carlos Coelho, gerente de soluciones de Tecnología de Información de T-Systems Brasil.
El consumidor “es reconocido en una tienda y a partir de su experiencia de compra (anterior) se le ofrecen una serie de productos”, que puede seleccionar desde una gran pantalla, puntualiza Cristiano Blanez, gerente de Soluciones Públicas de NEC Latinoamérica.
El pago también se haría por medio del reconocimiento facial con tan solo posicionarse delante de la pantalla. “La persona puede realizar una compra sin ninguna interacción con un trabajador”, sostiene Blanez.
Pero hay más porque incluso el sistema de reconocimiento facial es una herramienta idónea para las autoridades de Seguridad Pública ya que permite identificar en la misma calle a personas en busca y captura o desaparecidas.