El reconocimiento de la velocidad automotriz tuvo un cambio hace poco. La corona, tradicionalmente en manos de fabricantes europeos con motores de combustión, ahora pertenece a un contendiente de China, marcando el inicio de una nueva era liderada por el que ya es, oficialmente, el auto deportivo eléctrico más rápido del mundo.
La hazaña se consiguió en un circuito especializado en Alemania, un escenario que ha visto caer múltiples récords, pero pocos tan significativos como este, que marca un antes y un después en la carrera por la máxima velocidad.
La hazaña del Yangwang U9 Xtreme: Casi 500 km/h
Según Car News China, el récord que impactó a la industria fue establecido por el Yangwang U9 Xtreme, un superdeportivo de la marca de lujo de BYD. En las instalaciones de Automotive Testing Papenburg (ATP), el piloto alemán Marc Basseng llevó al vehículo a una velocidad certificada de 496.22 km/h, destronando al Bugatti Chiron Super Sport 300+ (490.484 km/h).
Te podría interesar
Por primera vez, un vehículo de producción 100 por ciento eléctrico ostenta el título de velocidad absoluta, exponiendo el potencial de esta tecnología. Además, el U9 Xtreme ya había probado su poderío al registrar el mejor tiempo para un eléctrico en el circuito de Nürburgring con una vuelta de 6:59.157.
El auto deportivo eléctrico más rápido del mundo y su tecnología
Para alcanzar esta marca, el Yangwang U9 Xtreme utiliza una arquitectura de vanguardia. Su rendimiento se basa en una plataforma de 1,200V y un sistema de cuatro motores eléctricos, uno por rueda, que entregan una potencia combinada cercana a los 3,000 caballos de fuerza. Esta configuración permite un control de par vectorial instantáneo.
Te podría interesar
La energía es suministrada por una batería Blade de fosfato de hierro y litio, gestionada por un chasis que integra la sofisticada suspensión activa DiSus-X, famosa por permitir que el coche "salte".
Un hito industrial con producción exclusiva
De acuerdo con reportes, el estatus del U9 Xtreme estará reservado para pocos, pues BYD confirmó una producción limitada a 30 unidades globales, con un precio estimado que podría rondar los 2 millones de dólares, consolidándose como un objeto de deseo y, ahora, el auto deportivo eléctrico más rápido del mundo.
