ÁREAS VERDES

¿Qué mantenimiento requiere el pasto sintético en exteriores?

El pasto sintético luce siempre impecable, pero también necesita cuidados. Te contamos cómo mantenerlo limpio y funcional por más tiempo.

Existe la creencia errónea de que el pasto sintético no requiere ningún tipo de mantenimiento.
Existe la creencia errónea de que el pasto sintético no requiere ningún tipo de mantenimiento.Créditos: Especial
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El pasto sintético es una alternativa cada vez más popular en México, tanto en espacios residenciales como en instalaciones deportivas, comerciales y recreativas. Su atractivo radica en la posibilidad de contar con áreas verdes durante todo el año, sin depender de las condiciones climáticas, ni de un consumo excesivo de agua.  

Sin embargo, existe la creencia errónea de que el pasto sintético no requiere ningún tipo de mantenimiento, cuando en realidad, para conservar su apariencia y funcionalidad, es indispensable realizar ciertas tareas de cuidado y limpieza periódicas. 

Introducción al pasto sintético: ventajas y retos 

El pasto sintético está compuesto por fibras plásticas, generalmente elaboradas a partir de polietileno, polipropileno o nylon, que buscan imitar la textura y el color del pasto natural. Estas fibras se fijan sobre una base de soporte, y en la mayoría de los casos se añade un relleno de arena de sílice o caucho granulado para mejorar la estabilidad y la sensación al caminar sobre él.  

Entre las ventajas más notables del pasto sintético se encuentra la reducción significativa del consumo de agua, la menor necesidad de fertilizantes y pesticidas, la alta resistencia al desgaste y la capacidad de mantener una apariencia estética constante durante todo el año, independientemente de la estación o de las condiciones meteorológicas. 

No obstante, como cualquier superficie expuesta a la intemperie, el pasto sintético enfrenta ciertos retos. La acumulación de polvo, hojas, residuos orgánicos, manchas, la posible formación de maleza en los bordes y el desgaste por uso intensivo son algunos de los factores que pueden afectar tanto su aspecto como su durabilidad.  

Por ello, es fundamental conocer y aplicar las mejores prácticas de mantenimiento para garantizar su óptimo estado. 

Mantenimiento básico: limpieza regular 

El mantenimiento del pasto sintético comienza con la limpieza periódica. Aunque no requiere corte ni riego como el pasto natural, sí es fundamental retirar los residuos que puedan acumularse sobre su superficie.  

En exteriores, especialmente en jardines rodeados de árboles, es común que hojas secas, ramas y otros residuos vegetales caigan sobre el pasto sintético. Si estos elementos no se retiran de manera oportuna, pueden descomponerse y favorecer el crecimiento de hongos o bacterias, lo que a largo plazo puede afectar la higiene y el aspecto del césped artificial.

Foto: Especial

Para realizar la limpieza, se recomienda utilizar un rastrillo de plástico o una escoba de cerdas suaves, evitando herramientas metálicas que puedan dañar las fibras. Esta tarea debe realizarse al menos una vez por semana durante la temporada de caída de hojas, aunque la frecuencia puede variar dependiendo de la ubicación y las condiciones ambientales.  

En áreas de alto tránsito, como canchas deportivas o patios escolares, es aconsejable el uso de aspiradoras industriales o sopladoras eléctricas para eliminar polvo, arena y pequeños residuos. Esta limpieza profunda puede llevarse a cabo cada quince días o según el nivel de uso de la superficie. 

Control de maleza y prevención de plagas 

Aunque el pasto sintético dificulta el crecimiento de maleza, es posible que en los bordes o en las uniones entre rollos aparezcan hierbas no deseadas, especialmente si la instalación no contó con una base adecuada o una malla antihierba. Por ello, es recomendable revisar periódicamente y retirar manualmente cualquier brote de maleza.  

En casos persistentes, se pueden aplicar herbicidas específicos para uso en superficies sintéticas, siempre siguiendo las indicaciones del fabricante para evitar daños en el material. 

La base del pasto debe mantenerse bien compactada y las uniones deben estar selladas correctamente para evitar que la maleza encuentre espacios por donde crecer.  

En cuanto a las plagas, el pasto sintético no suele atraer insectos, pero sí puede convertirse en refugio para hormigas, arañas o pequeños roedores si se acumulan restos orgánicos. La limpieza regular de la superficie y el uso de productos como la jeringa Bayer es la mejor forma de prevenir este tipo de problemas. 

Redistribución y mantenimiento del relleno 

El relleno, ya sea de arena de sílice, caucho granulado o una mezcla de ambos, cumple funciones esenciales en el pasto sintético. Este material proporciona estabilidad, mejora la absorción de impactos y ayuda a mantener las fibras erguidas, lo que contribuye tanto a la seguridad como a la estética del césped.  

Con el uso y el paso del tiempo, el relleno puede desplazarse o compactarse en ciertas áreas, afectando la apariencia y funcionalidad del pasto. Por ello, cada tres a seis meses, dependiendo del nivel de uso, es recomendable revisar la uniformidad del relleno.  

Si se observan zonas hundidas o donde las fibras se ven aplastadas, es necesario distribuir nuevamente el material con un rastrillo especial para pasto sintético. En instalaciones deportivas, donde el desgaste es mayor, puede ser necesario añadir relleno nuevo una o dos veces al año.  

Para ello, es conveniente consultar con el proveedor del pasto y adquirir el tipo y la cantidad adecuados, a fin de mantener las propiedades originales del césped artificial.

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Cepillado y recuperación de la verticalidad de las fibras 

El pisoteo constante, el peso de muebles de jardín o el tránsito de mascotas pueden provocar que las fibras del pasto sintético se aplasten y pierdan su apariencia natural. Para evitarlo, es fundamental realizar un cepillado periódico de la superficie.  

El procedimiento recomendado consiste en utilizar un cepillo de cerdas plásticas largas y firmes, cepillando en sentido contrario a la inclinación de las fibras para levantarlas y recuperar su verticalidad. Esta tarea debe realizarse al menos una vez al mes en áreas residenciales y semanalmente en superficies deportivas.  

El cepillado no solo mejora la apariencia del pasto, sino que también ayuda a redistribuir el relleno y a prevenir la compactación excesiva, factores que inciden directamente en la durabilidad del material. 

Manejo de manchas y residuos específicos 

Aunque el pasto sintético es resistente a las manchas, es importante actuar rápidamente ante derrames de líquidos, manchas de comida, excremento de mascotas o chicles. En caso de derrames de líquidos o alimentos, se recomienda limpiar inmediatamente con agua y jabón neutro.  

Si se trata de excremento de mascotas, es fundamental retirar los sólidos con una pala o bolsa y lavar la zona con agua, pudiendo utilizar desinfectantes suaves que no contengan cloro.  

Para retirar chicles o goma de mascar, se puede endurecer el chicle con hielo y retirarlo cuidadosamente con una espátula plástica. En caso de manchas persistentes, lo más recomendable es consultar con el fabricante del pasto sintético para conocer los productos de limpieza compatibles y evitar daños en las fibras. 

Prevención de daños y recomendaciones de uso 

El pasto sintético es un material resistente, pero no indestructible. Para prolongar su vida útil, es importante evitar el uso de objetos punzocortantes o pesados que puedan dañar la base. No se recomienda encender fogatas, asadores o cigarrillos directamente sobre la superficie, ya que el calor extremo puede derretir o deformar las fibras.  

Si se instalan muebles de jardín sobre el pasto sintético, es preferible utilizar bases anchas para distribuir el peso y evitar marcas permanentes. Asimismo, no se debe permitir el tránsito de vehículos motorizados sobre el pasto sintético residencial, ya que pueden provocar daños irreparables. 

Ventajas del mantenimiento adecuado 

Un mantenimiento regular y adecuado del pasto sintético no solo prolonga su vida útil, sino que garantiza una apariencia impecable, reduce riesgos de accidentes y mantiene la higiene del espacio. Además, protege la inversión realizada en la instalación y evita gastos mayores por reparaciones o reemplazos prematuros.  

La constancia en las tareas de limpieza, cepillado y revisión del relleno se traduce en espacios verdes siempre listos para disfrutar, con un mínimo impacto ambiental y un máximo aprovechamiento de los recursos.