En un año donde las redes sociales parecen más incendiarias que nunca, la Oxford University Press decidió ponerle nombre a uno de los fenómenos que dominan el panorama digital: el “rage bait”.
La expresión —que podría traducirse como cebo de ira— no solo arrasó en búsquedas y conversaciones en línea, sino que también refleja cómo el internet ha convertido la indignación en un recurso rentable y, para muchos, irresistible.
¿Qué significa realmente “rage bait”?
De acuerdo con Oxford, el término describe contenido diseñado para provocar enojo, ya sea a través de publicaciones frustrantes, ofensivas o abiertamente provocadoras. Es una táctica que se volvió común entre marcas, creadores y figuras públicas: mientras más personas reaccionan con indignación, mayor es el tráfico… y mayores son los beneficios.
La editorial reportó que el uso del término se triplicó en los últimos 12 meses, una señal clara de cómo esta estrategia se ha normalizado en plataformas donde la emoción, especialmente la negativa, suele tener mayor alcance que los mensajes neutros o positivos.
Internet premia la indignación
El éxito del denominado “rage bait” no surge de la nada, ya que forma parte de un ecosistema digital que recompensa la viralidad por encima de la calidad del contenido. Los algoritmos suelen amplificar aquello que genera reacciones intensas, y la ira es, tristemente, una de las más efectivas.
Así, el enojo se convierte en combustible para clics, comentarios y debates que rara vez llevan a conclusiones constructivas, pero sí a un incremento en visitas y alcance.
La otra palabra del año: “parasocial”
Oxford no fue la única institución en destacar un término revelador. En noviembre pasado, el Diccionario de Cambridge eligió “parasocial” como la palabra del año 2025.
Ese adjetivo hace referencia a la "conexión que alguien siente entre él y una persona famosa que no conocen, un personaje de un libro, película, serie de televisión o inteligencia artificial (IA)", de acuerdo con la definición de la institución británica
La elección de “parasocial” y “rage bait” en un mismo año pinta un retrato de nuestras dinámicas digitales. Por un lado, vínculos emocionales con figuras que no conocemos; por el otro, contenido que nos incita al enojo para mantenernos enganchados. Dos caras de una misma moneda que definen cómo navegamos, interactuamos y reaccionamos en línea.
