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¿Qué es el desinfluencing? La tendencia que frena las compras impulsivas en redes sociales

La etiqueta #TikTokMadeMeBuyIt, con más de 40 mil millones de vistas, muestra la magnitud del consumo impulsado por redes sociales.

Lo que propone el desinfluencing no es dejar de consumir, sino hacerlo con mayor conciencia.
Lo que propone el desinfluencing no es dejar de consumir, sino hacerlo con mayor conciencia. Créditos: Canva.
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En medio del mar de recomendaciones virales, ofertas constantes y contenido patrocinado que inunda TikTok e Instagram, ha emergido una tendencia que busca cambiar las reglas del juego del consumo digital: el desinfluencing. Esta corriente invita a los usuarios a pausar, pensar y cuestionar si realmente necesitan aquello que las redes sociales les incitan a comprar.

Del hype al rechazo: así nace el desinfluencing

Frases como “no lo necesitas” han comenzado a ocupar el lugar de los tradicionales códigos de descuento. Lejos de promover productos, los creadores de contenido que practican el desinfluencing buscan desmitificar la necesidad de consumo constante.

Aunque el término comenzó a circular en 2022, fue en 2023 y 2024 cuando el fenómeno explotó. Solo en febrero de 2025, el hashtag #deinfluencing superó los 1.000 millones de vistas en TikTok. Desde entonces, sigue ganando tracción, especialmente entre usuarios jóvenes que buscan un consumo más consciente.

EFE

Historias reales detrás del movimiento

Diana Wiebe, una de las voces pioneras del desinfluencing, cuenta cómo su cambio de perspectiva comenzó con una compra decepcionante: unos rizadores sin calor promocionados por una influencer. El producto no funcionó como prometía y, tras esa experiencia, Wiebe decidió crear contenido que ayudara a otros a evitar compras impulsivas. Hoy, bajo el usuario @DepressionDotGov, acumula más de 220.000 seguidores en TikTok.

En sus videos, lanza preguntas clave: “¿querías ese producto antes de que te lo ofrecieran?” Una reflexión simple pero potente, que ha calado especialmente entre usuarios de la generación Z, como Susana, quien admite que desde que descubrió este tipo de cuentas, piensa dos veces antes de comprar algo.

Compras emocionales: ¿una vía de escape?

Más allá del contenido viral, la psicología también ofrece respuestas. El estudio Emotional and psychological drivers of compulsive shopping (2025) señala que emociones como la tristeza, la soledad o la frustración suelen impulsar compras compulsivas. Estos “gustos” momentáneos terminan generando arrepentimiento, perpetuando un ciclo de insatisfacción.

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Ese fue el caso de Christina Mychaskiw, creadora del perfil @christina.mychas en Instagram. A pesar de estar endeudada por préstamos estudiantiles, seguía comprando productos semanalmente. La gota que derramó el vaso fue un par de botas que costaban más que su renta mensual. Hoy, comparte su proceso de recuperación del consumo compulsivo.

Un cambio en la narrativa de las redes sociales

La etiqueta #TikTokMadeMeBuyIt, con más de 40 mil millones de vistas, muestra la magnitud del consumo impulsado por redes sociales. Sin embargo, su antítesis, #TikTokMadeMeNotBuyIt, ha comenzado a ganar espacio. Aunque todavía representa una minoría, el desinfluencing ya ha influido en sectores como la moda rápida.

Empresas como Shein, H&M y Boohoo han reportado caídas significativas en sus beneficios desde 2024. Aunque no se puede atribuir directamente al desinfluencing, sí marca una tendencia: cada vez más personas están cuestionando el consumo masivo e inmediato.

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¿Una moda más o una transformación duradera?

Pese a su impacto creciente, algunos se preguntan si el desinfluencing será una tendencia pasajera o una señal de cambio profundo en los hábitos de consumo. En una era dominada por microtendencias, lo cierto es que este movimiento ha abierto un espacio para el pensamiento crítico frente a la cultura del “comprar por comprar”.

Al final, lo que propone el desinfluencing no es dejar de consumir, sino hacerlo con mayor conciencia. Y, en un entorno donde la publicidad se disfraza de consejo, quizá el mayor acto de rebeldía sea simplemente decir: “no lo necesito”.

Con información de EFE.