La eterna pregunta sobre si los huevos deben guardarse en el refrigerador o no, ha generado debates en cocinas de todo el mundo. Para dar fin a este misterio culinario, recurrimos a las recomendaciones del Consejo Argentino sobre Seguridad de Alimentos y Nutrición (CASAN), quienes nos ayudaran con este dilema.
¿Los huevos deben mantenerse en refrigeración?
Según CASAN, la respuesta no es tan sencilla como un "sí" o un "no". La clave radica en comprender el contexto en el que se almacenan los huevos.
Esta práctica se debe a que, en estos lugares, como Estados Unidos, los huevos se lavan antes de su venta, eliminando una capa protectora natural llamada cutícula. Sin esta barrera, los huevos son más susceptibles a la contaminación por bacterias como la Salmonella, y el frío del refrigerador ayuda a prevenir su proliferación.
En cambio, en muchos otros países, los huevos no se lavan antes de su venta, manteniendo intacta la cutícula. CASAN explica que esta capa protectora actúa como una defensa natural contra la contaminación bacteriana, permitiendo que los huevos se almacenen a temperatura ambiente sin riesgo significativo de desarrollo de patógenos.
No obstante, una vez que los huevos han sido refrigerados, deben mantenerse fríos hasta su consumo, ya que las fluctuaciones de temperatura pueden favorecer la condensación en la cáscara, propiciando el crecimiento bacteriano.
Las temperaturas frías no solo los mantienen frescos por más tiempo, sino que también impiden la posible proliferación de microorganismos. Es importante considerar guardarlos en las bandejas ubicadas en la puerta del refrigerador, pues allí están muy expuestos a las variaciones de temperatura cada vez que se abre. Es preferible almacenarlos en la zona más fría y aislada del refrigerador.
¿Huevo crudo o cocido?
Más allá del almacenamiento, CASAN recomienda siempre cocinar los huevos completamente antes de consumirlos, ya que el calor es la medida más efectiva para eliminar cualquier bacteria presente. Además, es fundamental mantener una buena higiene en la cocina, evitando el contacto de los huevos con otros alimentos que se consuman crudos.
La decisión de refrigerar o no los huevos depende en gran medida del tratamiento que hayan recibido antes de llegar a nuestras manos. Si se mantienen intactos, la temperatura ambiente es segura, pero si ya han sido refrigerados, continuar con esa práctica es esencial. Al final del día, la seguridad alimentaria y la higiene en la manipulación son cruciales para disfrutar de nuestros huevos sin preocupaciones.