SOCIEDAD

La pirámide adentro del Metro CDMX que está en una de las estaciones más concurridas y pocos notan

En el corazón de la Ciudad de México, bajo el ajetreo de una de las líneas más transitadas del Metro, se encuentra un tesoro histórico que conecta a los capitalinos con sus raíces ancestrales.

Aunque está en una de las estaciones más transitadas, pocos se detienen a admirar esta parte de la historia.
Aunque está en una de las estaciones más transitadas, pocos se detienen a admirar esta parte de la historia.Créditos: Cuartoscuro /Freepik
Escrito en TENDENCIAS el

¿Sabías que dentro del bullicio del Metro de la Ciudad de México se esconde un templo prehispánico al que puedes acceder cuando quieras? El lugar está en la estación Pino Suárez. Increíblemente, allí descansa el Templo de Ehécatl, una joya arqueológica que la mayoría de los usuarios ni siquiera nota mientras corre para tomar su tren.

Este hallazgo arqueológico, que salió a la luz en 1967 durante la construcción del Metro, es una de las pocas estructuras circulares dedicadas al dios del viento, Ehécatl. Su diseño redondo no es casual: está pensado para que el aire fluya a través de él, simbolizando el poder de esta deidad que, según los mexicas, traía la lluvia y la fertilidad.

En la mitología azteca, Ehécatl estaba asociado con el aliento vital, era representado con una máscara roja en forma de pico, símbolo de su dominio sobre el viento, y recibía culto en templos circulares diseñados para dejar pasar el aire, como los ubicados en Tlatelolco y la estación de metro Pino Suárez. También estaba estrechamente ligado a Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, siendo visto como su manifestación en el rol de dios del viento dentro del panteón azteca.

Un templo milenario bajo tus pies

Muchos no lo saben, pero este templo formaba parte de un complejo ceremonial más grande en la antigua Tenochtitlán. Con escaleras, patios y canales, era un lugar de conexión espiritual en tiempos prehispánicos.

Hoy, el Templo de Ehécatl mide poco más de 10 metros de largo y casi 4 de alto. En su interior, los arqueólogos encontraron ofrendas fascinantes, como "La monita", una pequeña figura de un mono con una máscara que representa al dios del viento. Estos detalles nos hablan de la importancia de este espacio para los mexicas. 

El Templo de Ehécatl mide poco más de 10 metros de largo y casi 4 de alto. Crédito: Gobierno de la CDMX

Una pausa entre el caos del Metro

Aunque está en una de las estaciones más transitadas, pocos se detienen a admirar este pedazo de historia. El Templo de Ehécatl es un recordatorio de que, incluso en el ajetreo de la ciudad, siempre hay espacio para conectar con nuestras raíces. La próxima vez que pases por Pino Suárez, date un momento para observar esta joya ancestral.