En los últimos años, ha surgido un debate significativo en torno a la disparidad de precios entre productos destinados a mujeres y productos similares destinados a hombres, un fenómeno que ha sido etiquetado como el "impuesto rosa". Este término refleja la percepción de que las mujeres a menudo pagan más por productos específicos, a pesar de que estos productos pueden ser esencialmente idénticos a los dirigidos a los hombres.
Este fenómeno se puede observar en diversas categorías de productos, desde productos de cuidado personal hasta juguetes y ropa. Por ejemplo, artículos como maquinillas de afeitar, champú, y ropa pueden tener precios más elevados cuando se comercializan para mujeres, a pesar de compartir ingredientes o características similares con los productos destinados a hombres.
La controversia en torno al "impuesto rosa" ha llevado a preguntas fundamentales sobre la equidad de género en el mercado de consumo.
De acuerdo la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), en México los productos para mujeres cuestan en promedio un 38% más que los productos equivalentes para hombres.
Organizaciones y activistas han abogado por la transparencia de precios y han instado a las empresas a revisar sus políticas de fijación de precios para garantizar que las mujeres no enfrenten costos más altos por productos similares. Además, algunos gobiernos y legisladores han considerado medidas para abordar esta disparidad, destacando la importancia de la equidad de género en el acceso a productos de consumo, un ejemplo de esto es Ciudad de México, que en 2019 aprobó una ley que prohíbe la discriminación de precios en productos y servicios por razón de género.
Aunque el "impuesto rosa" no se refiere a un impuesto oficial establecido por los gobiernos, ha generado conciencia sobre las inequidades de género en el ámbito del consumo.