Semana Santa tiene muchos significados para los creyentes, pero este satélite natural es un factor principal, por los hechos alrededor de la muerte de Jesús en los que se señala la presencia de la Luna llena el viernes de su crucifixión, en Jerusalén.
La variación de la fecha responde a que el año litúrgico no se ciñe al año solar, sino al ciclo lunar, que antiguamente dominaba los calendarios.
Así, hasta la actualidad, los meses en el calendario judío son de 29 días que se alternan con 30 días, y la Pascua, originalmente judía, se celebraba cuando se producía la primera luna llena tras el equinoccio de primavera, en memoria de la noche en que Moisés y las 12 tribus huyeron de Egipto.
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¿Qué papel juega la Luna llena en Semana Santa?
Esta festividad siempre ha estado íntimamente ligada a la luna llena. Por este motivo, los días que la integran varían y cada año caen en fechas diferentes y, por consiguiente, la Luna marca desde entonces todo el calendario litúrgico cristiano.
Tras implantarse en Europa el calendario gregoriano, a partir del siglo XVI y hasta el siglo XX, cuando finalmente fue adaptado en todo el mundo, hay dos reglas básicas que estas celebraciones deben cumplir:
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- La luna llena nunca puede coincidir con el mismo Domingo de Resurrección; en ese caso será el siguiente domingo.
- No puede comenzar antes del día 22 de marzo ni después del 25 de abril, y sólo entre ambas fechas pueden tener lugar sus efemérides.
En la actualidad, cada pueblo, región o zona del orbe cristiano tiene su peculiar manera de sentir y vivir estas fechas, desde el silencio más profundo acompañando a los sentidos “pasos” que emulan el sufrimiento de Jesús y su Madre, la Virgen María, hasta el ruido más estruendoso que en muchas ocasiones trata de imitar la sacudida que sufrió la Tierra, en la tarde del Viernes Santo, al expirar Jesucristo.
Te dejamos un video para aprender más sobre esta conmemoración.
Sin duda alguna, Semana Santa es un periodo que tiene una historia interesante, un ciclo donde miles de creyentes se envuelven en su fe para recordar un momento preciado, sin dejar atrás los símbolos como la Luna llena.