Hablar de Frida Kahlo, es hablar de una de las artistas contemporáneas más relevantes, influyentes e importantes, quien a pesar de morir muy joven, a los 47 años, ha dejado una huella imborrable en la pintura, incluso, hasta para enfrentar la muerte fue especial, con las sencillas y agradecidas palabras que dejó antes de morir.
La famosa pintora nació el 6 de julio de 1907 en Ciudad de México, en el barrio de Coyoacán, en la icónica Casa Azul, ahora visita obligada de turistas.
Fue hija del fotógrafo alemán Wilhelm Kahlo, quien fue mejor conocido como Guillermo Kahlo, y de Matilde Calderón. era tan especial que siempre dijo que había nacido en 1910, pues era 'hija de la Revolución', cuando realmente nació en 1907.
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Kahlo fue la tercera de cuatro hermanas y estudió en la Escuela Nacional Preparatoria, etapa estudiantil en la que conoció a Alejandro Gómez Arias, quien además de ser su pareja, fue con quien discutía y se interesaba en las clases sociales y las ideas socialistas que permeaban gran parte del pensamiento político del México de los años veinte.
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El accidente que marcó su vida... y su arte
El accidente que dejó huella en su vida y su obra se convirtió en una de las más dramáticas fuentes de su inspiración debido a que por la gravedad quedó inmovilizada de piernas y cintura, lo que la impulsó a pintar y perfeccionar la técnica que había aprendido con su padre.
Mientras Alejandro y Frida viajaban en autobús, un tranvía chocó contra ellos y en el accidente un tubo de hierro atravesó su cadera y pelvis.
Debido a la gravedad del accidente, Frida tuvo que usar una corsé de yeso y estar en cama y fue entonces cuando comenzó a pintar con mayor frecuencia y fue la época en la que pintó sus más profundos y conocidos cuadros.
Entre sus pinturas más conocidas se encuentran ‘Las dos Fridas’, ‘Unos cuantos piquetitos’, ‘Viva la vida’, ‘La columna rota’, ‘Mi nana y yo’, “El autobús’, ‘La venadita’ o ‘Autorretrato como tehuana’.
Sus últimas palabras antes de morir
En abril de 1953, la fotógrafa Lola Álvarez Bravo organizó la que se convertiría en la única exhibición con sólo obras de Frida Kahlo y fue la última a la que la artista acudió en vida.
La salud de Frida estaba muy deteriorada y sus médicos le prohibieron acudir a dicha exposición, pero ella se rehusó y fue trasladada en una ambulancia para llegar a la exposición en la Galería de Arte Contemporáneo de la Ciudad de México, donde hizo llevar su cama para la inauguración y desde donde saludó a los asistentes y hasta bebió.
Cuatro meses después de la exposición, Frida sufrió la amputación de su pierna derecha por una infección de gangrena.
Después fue internada dos veces: la primera, el 9 de abril de 1954 por causas desconocidas; la segunda, el 6 de mayo del mismo año debido a una aguja que se le clavó en los glúteos.
A pesar de que sus médicos le recomendaron trasladarse a Varsovia para curar sus padecimientos, la salud de Frida fue decayendo hasta que su cuerpo no soporto más.
Frida Kahlo falleció el 13 de julio de 1954 y las últimas palabras que escribió antes de morir fueron: “Gracias a las enfermeras, a los camilleros, a las afanadoras y mozos del Hospital Inglés. Gracias al Dr. Vargas a Navarro, al Dr. Polo y a mi fuerza de voluntad. Espero alegre la salida y espero no volver jamás".