Bien se dice que el mejor amigo del hombre es el perro, y para la antigua cultura azteca esta creencia no era la excepción. Sin embargo, la raza canina que desempeñó un papel muy importante fue xoloitzcuintle.
Y es que, el perro xoloitzcuintle o xoloitzcuintli era considerado un guía espiritual que llevaba a las almas al inframundo, pues el nombre proviene de la lengua azteca Xólotl, dios del ocaso y de la muerte, e itzcuintli, que significa perro.
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De acuerdo con la creencia de esta cultura, la raza fue creada por el dios Xólotl para proteger a los vivos y guiar las almas de los fallecidos, a través del Mictlán, es decir, el inframundo.
No obstante, la raza xoloitzcuintle tiene un peculiar físico que llama la atención, ya que su falta de pelo es uno de los principales aspectos que lo caracteriza, además de la falta de premolares, que según investigadores son el resultado de una mutación genética.
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Debido a la importancia, los xolos, como también se les conoce, suelen aparecer en el arte mesoamericano antiguo, en pequeños recipientes de cerámica, conocidos como perros de Colima, ya que se pueden encontrar en ese estado.
Fue hasta 1952 que dicha raza canina se reconoció oficialmente en México, y estaba casi extinta, aunque actualmente se ha ido recuperando la especie.
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