Con la llegada de las fiestas decembrinas, decenas de personas se entusiasman por que comience la temporada de posadas, celebración en la que no pueden faltar las piñatas navideñas.
Es importante recordar que, a pesar de que diciembre es un mes en el que los festejos se dan de principio a fin, las posadas tradicionalmente son del 16 al 24 de diciembre.
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Y es que, es justo en dicha época del año que muchas personas se preparan para la Nochebuena y evidentemente la Navidad.
A pesar de que las posadas se caracterizan por algunos cantos, luces de bengala, velas, oraciones, que generalmente realizan las personas creyentes en la religión católica, se ha convertido en una tradición para millones de mexicanos.
Sin embargo, lo que no pueden faltar son las típicas piñatas que pueden ser de periódico o de barro, pero se distinguen por tener forma de estrella con siete picos.
¿Qué significan los siete picos de las piñatas navideñas?
Debido a que se trata de una tradición católica, los siete picos representan los siete pecados capitales y estos son:
- Soberbia
- Avaricia
- Ira
- Lujuria
- Envidia
- Pereza
- Gula
No obstante, de acuerdo con Infobae, el palo con el que se rompe la piñata simboliza la fuerza con la que se destruiría al engaño, mal y falsedad.
Mientras que, la venda con la que se tapan los ojos, acción que es opcional, simula la "fe ciega en Dios".
Pero eso no es todo, ya que los colores llamativos tienen también un significado que es la representación de las "vanidades del mundo".
Y como están rellenas de dulces o frutas de temporada como caña de azúcar, mandarina, jícama o cacahuates, representan una "recompensa" por "librarse del pecado".
Origen de la tradición
Respecto a sus inicios, según el medio citado, existen dos versiones, de las cuales, una refiere a la historia de "Los viajes de Marco Polo".
Lo anterior, ya que en una parte del libro, el protagonista vio cómo se rompía una figura de buey relleno de semillas con motivo del Año Nuevo Chino.
Otra versión, se remonta a la civilización maya, debido a que practicaban un juego que consistía en colgar una olla de barro llena de cacao y tratar de romperla, pero con los ojos vendados.
Fue así que, después de la conquista de México, las piñatas navideñas se usaron como recurso para la evangelización.