En los últimos años, estudios han mostrado que el ambiente está saturado de finas partículas microplásticas. Fragmentos que van desde los cinco milímetros a micras que contaminan el hielo ártico, los océanos profundos, los lagos de agua dulce, ríos y el suelo agrícola.
Incluso, muestras de aire tomadas en diversos puntos del mundo revelan finas partículas de polución plástica.
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Un equipo investigador de la Universidad de Victoria, y de Pesca y Océanos de Canadá revisó la literatura científica sobre la contaminación por plástico en alimentos, bebidas y aire para examinar y estimar cuánto plástico están consumiendo las personas.
Los estudios sobre bebidas y alimentos incluyeron información de alimentos marinos, sal, azúcar, cerveza y agua, dijo un informe de la radioemisora CBC.
El equipo determinó que las personas consumen entre 40 mil y 50 mil partículas microplásticas por año en bebidas y alimentos.
Las personas que únicamente beben agua embotellada, que contiene un gran número de partículas plásticas, podrían estar consumiendo el doble o incluso el triple de esa cantidad.
"Estimamos que el agua embotellada podría contener 22 veces más de partículas microplásticas respecto al agua del grifo", dijo el biólogo marino Gart Covernton, parte del equipo.
Además, calculan que probablemente respiren de 30 mil a 70 mil partículas del aire del entorno.
Las fuentes de esas partículas son diversas. Por ejemplo, los alimentos marinos y la sal marina pueden estar contaminados con partículas de desperdicios que terminan en los océanos y las trampas plásticas de peces. El plástico en alimentos y bebidas puede provenir de los empaquetados plásticos.
"Las fibras pueden ser una de las grandes fuentes", dijo Covernton al periodista Bob McDonald de Quirks & Quarks. “Esto podría ser desde textiles como nuestra ropa del tipo de poliéster, nailon o acrílico hasta cosas como las alfombras".
Los investigadores también destacan que sus estimaciones sobre el consumo microplástico probablemente sean bajas.
Aún están pendientes de realizarse más estudios sobre la contaminación plástica de una amplia gama de alimentos, incluyendo carne, vegetales, aves de corral y granos, así que no hay forma aún de incluirlos en estas estimaciones.
Otro punto que se desconoce, según los investigadores, es cuál sería el riesgo del consumo de plásticos para la salud humana.
Mucho del plástico que consumen los humanos es posible que se deseche a través del tracto digestivo. La mayoría del plástico inhalado hacia los pulmones es probable que se disipe por los mismos mecanismos que se desechan otras clases de partículas. Los sistemas mucosos o ciliares que capturan partículas y las transportan fuera de los pulmones.
A su vez, hay algunas evidencias en estudios en animales de que el consumo de microplásticos pueden implicar riesgos de salud, particularmente por las partículas más pequeñas.
“Hay en ocasiones cambios en las regulaciones genéticas que pueden asociarse con algún tipo de inflamación o respuesta de estrés", dijo Covernton, quien previno sin embargo que esta evidencia proviene de estudios sobre niveles de consumo mucho más elevados de los que los investigadores encontraron en los humanos.