Isabel Antonio, refugiada que conquistó a Brasil con su voz (VIDEO)

La joven de 16 años tuvo que dejar atrás su país y su infancia debido a una de las guerras más terribles de África, por lo que llegó a Brasil donde participó en el programa "The Voice Brasil". 

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Hace dos años, Isabel Antonio tuvo que dejar atrás su país y su infancia debido a una de las guerras más terribles de África, pero esta refugiada congoleña ha conquistado el corazón de millones de brasileños con sus actuaciones en el programa “The Voice Brasil”.

Después de dos meses en el concurso, la joven de apenas 16 años acabó siendo eliminada el martes, pero su victoria va mucho más allá. 

“Participar en este programa fue muy importante para mí y estoy segura que también lo será para otras chicas como yo, otras refugiadas. Espero servir de ejemplo y llevar un mensaje de esperanza en medio del sufrimiento”, cuenta a la AFP en portugués. 

Vive en Sao Paulo, pero el miércoles, al día siguiente de su último paso por los estudios de la TV Globo, Isabel aprovechó su visita a Rio para ver el mar por primera vez.

En el paseo de la playa de Ipanema, los fans paraban cada diez metros a esta adolescente de sonrisa radiante y nacida en la República Democrática del Congo (RDC) para pedirle una foto con ellos.

“¡Enhorabuena! Cantas muy bien y ya eres una vencedora, pese a la eliminación”, le lanza Rafael, un vendedor de hielo de 26 años.

Desde que cantó en el programa “Heal the World”, el éxito de Michael Jackson contra el sufrimiento de los niños de todo el mundo, Isabel se convirtió en un símbolo de la causa de los refugiados en Brasil.

Originaria de Kinshasa, la vida de Isabel se resquebrajó en 2015 cuando la violencia de la guerra civil la separó de su familia. 

“Tuve que huir con mi hermana pequeña y no encontramos a mi madre. Pasamos tres días escondidas en el monte”, cuenta mientras se toca nerviosamente sus largas trenzas. 

Las dos jóvenes fueron finalmente encontradas por misioneros brasileños, que las llevaron a Angola y después a Rio.

“No quería marcharme porque quería encontrar a mi madre, pero acabé aceptando porque si no, me arriesgaba a morir”, precisa. 

La guerra civil que sacude desde hace años a la RDC desplazó a cientos de miles de personas, entre ellas las más de 500.000 que viven como refugiadas en países vecinos. 

Una vez en Brasil, las dos hermanas descubrieron gracias a un registro realizado por la organización católica Cáritas que tanto su madre como sus otros cuatro hermanos habían hecho el mismo camino semanas antes, y estaban en Sao Paulo. 

Poco después, su padre acabaría reuniéndose con ellos a finales de 2015. Ahora trabaja como recolector de basura en la capital económica de Brasil, mientras que su madre lo hace en tareas de limpieza. 

Fue precisamente en Sao Paulo donde Isabel descubrió su talento para la música, gracias a la coral “Somos Iguais”.

Este proyecto, fundado por la voluntaria Daniela Guimaraes, pretendía ser apenas un pasatiempo para los hijos de refugiados mientras sus madres eran sensibilizadas sobre los riesgos del cáncer de mama.

“Cantaban tan bien que sentí que tenía que llevar el proyecto más allá”, explica Daniela, quien llamó al célebre director de orquesta Joao Carlos Martins para inculcar su pasión por la música a estos niños llegados desde la RDC, Angola, Siria y Haití.

La coral adquirió así un cierto renombre con espectáculos en varias ciudades brasileñas, por lo que la red de televisión Globo decidió invitar a cinco de sus miembros a participar en el casting de “The Voice Kids”, la versión infantil del popular programa.

Isabel fue una de las seleccionadas, pero como acababa de cumplir los 16 años la mandaron junto a los concursantes adultos más experimentados. 

Su voz de oro encantó tanto al público como al jurado y le permitió seguir en el programa hasta la última etapa antes de las fases finales.

“Isabel representa la voz de los demás miembros de la coral. Ella supo aprovechar esta oportunidad para encarnar los sueños de todos los refugiados”, concluye Guimaraes mientras camina junto a ella en la playa.

“Cuando canto, me siento otra persona, ya no soy aquella Isabel triste, que sufrió y pensaba que se iba a morir”, confía la joven. 

De regreso a Sao Paulo tras su aventura televisada, Isabel, que soñaba con ser médica cuando era pequeña, espera aprovechar su fama para continuar su carrera en la música.