El escándalo Weinstein una vez más mostró el lado sórdido de Hollywood, pero el rampante acoso sexual en los lugares de trabajo puede difícilmente limitarse al glamuroso mundo del entretenimiento.
Desde el personal de limpieza hasta la ejecutiva de una corporación, un punto común es el abuso de autoridad de jefes o colegas que coaccionan a sus víctimas, muchas veces seguros que su conducta no se hará pública.
El ‘Show business’ es particularmente vulnerable porque es altamente competitivo y tradicionalmente depende de relaciones y conexiones, explicó Ann Fromholz, una abogada especializada en acoso.
“El estándar para entrar y crecer no estrictamente tiene que ver con mérito, puede ser la apariencia, o a quien conoces”, explicó. “Mucha gente que ya está en la industria termina tolerando conductas que odian porque, hasta ahora, era el precio de admisión”.
Pero Fromholz indicó cómo se ha cruzado con “historias de horror” de conserjes, trabajadoras rurales y de restaurantes, un sector que en Estados Unidos ocupan muchos indocumentados temerosos no solo de perder sus trabajos sino de ser deportados.
“Hay una broma negra entre los abogados laboristas, decimos que trabajar en un lugar con camas es una terrible idea, estamos hablando de hoteles, hospitales…”, indicó.
Otros perfiles de gente cuya conducta abusiva generalmente sale impune incluye abogados de alto perfil; inversionistas de las empresas de tecnología de Silicon Valley; o celebridades de la televisión como Bill O’Reilly, cuyo reinado en la cadena Fox News llegó recientemente a su fin tras una avalancha de denuncias.
Una encuesta a 2 mil mujeres realizada en 2015 por la revista Cosmopolitan reveló que una de cada tres habían experimentado algún tipo de acoso en el trabajo, incluidos avances físicos o verbal no deseados, y demandas a cambio de favores sexuales.
Y más de las tres cuartas partes dijo que no presentó ningún tipo de queja.