En 2003 el arqueólogo mexicano Sergio Gómez Chávez descubrió un túnel bajo la pirámide de la Serpiente Emplumada en las ruinas de la ciudad prehispánica de Teotihuacán; lo que pensaba que era un socavón formado por las fuertes lluvias se trataba de un túnel de una forma cilíndrica perfecta.
Tras una inspección, los investigadores informaron que se trataba de una construcción subterránea que permaneció sin ser descubierta unos mil 800 años y albergaba miles de tesoros extraordinarios, colocados en el mismo lugar donde habían sido entregados como ofrendas rituales a los dioses.
Algunas imágenes del túnel de la Pirámide de la Serpiente Emplumada en #Teotihuacan pic.twitter.com/p1DCo6PZxQ
— Marcela Zapata-Meza (@Machezm) 29 de octubre de 2014
Durante una entrevista al diario “The Guardian” el arqueólogo mexicano relató que “el túnel despedía un hedor casi insoportable, pero en el fondo se podía ver un antiguo pasadizo subterráneo. El pasadizo resultó ser tan largo como un campo de fútbol y a su otro extremo se encontraron tres cámaras que contenían riquezas dignas del genio de Indiana Jones”.
Agregó que los objetos encontrados incluían dientes de cocodrilo de piedra verde, cristales en forma de ojos y esculturas de jaguares listos para atacar. Así como un paisaje montañoso en miniatura.
Destacó que, a 17 metros bajo tierra, este paisaje contaba con pequeñas piscinas de mercurio líquido que representaban a los lagos. Aunado a que las paredes del túnel habían sido cuidadosamente impregnadas con pirita pulverizada, u oro falso.
Finalmente, el equipo de Gómez Chávez descubrió cuatro estatuas de piedra verde, por lo que creen que representaban a los chamanes fundadores de Teotihuacán, que guiaron a los peregrinos al lugar sagrado.
Cabe resaltar que las piezas más destacadas se encuentran en el museo de bellas artes de Young en San Francisco (EE.UU.).
Con información de RT