Vocación

Según las estadísticas, entre el 70 y 87% de las personas no les gusta su trabajo. Si bien pueden ser diversos los motivos, para mi es impresionante pensar que para muchas de esas personas ese disgusto es el resultado de dedicarse a una actividad que no les entusiasma.

Me pregunto entonces, ¿Cómo fue que eligieron a qué dedicarse en la vida y si en algún momento identificaron su vocación?

Sí, aludo a ese llamado interno al que hace referencia el significado original de la palabra “vocación”, a ese mensaje que nos envía nuestra alma para saber cuál es su inclinación natural, y no solo para elegir una carrera profesional o un oficio, sino también para encontrar nuestro sentido de vida.

Esa señal depende de los intereses, aptitudes y gustos personales; de todos aquellos aspectos que nos resultan inspiradores, nos brindan placer y nos dan curiosidad; es decir, nos hacen ser nosotros mismos.

Al encontrar este camino nos sentimos afortunados y con tal aliciente que podemos dedicarle muchas horas sin cansarnos y a pesar de los obstáculos que se interpongan. Es así que se transforma en una pasión gratificante para uno mismo; sin embargo, cuando ésta implica generar bienestar para los demás, nos lleva a la plenitud y a la autorealización.

Para encontrarla es necesario un proceso de introspección y autoconocimiento que suele ser complejo; sobre todo si no se toma el tiempo suficiente o se ignoran los rasgos esenciales de la personalidad y el foco se orienta a obtener bienes materiales, seguir modas o cumplir las expectativas ajenas. Por ello, lo mejor es empezar a explorarlo desde pequeños; identificar desde que somos niños las tareas que realizamos con mayor facilidad y placer; y probar todo un caleidoscopio de opciones diversas que nos lleven a poner en practica nuestras ideas, deseos y preferencias.

No estar atentos a ese llamado puede tener a la larga fuertes repercusiones en la autoestima, así como en la calidad y el desempeño laboral. Por tal motivo, si te encuentras en esas circunstancias, considera la posibilidad de replantear tu vida; ya que nunca es tarde para ir en busca de esa voz interior.

Para lograrlo, puede servirte tomar en cuenta los siguientes puntos:

Identifica tus habilidades. Aquellas las actividades que mejor desempeñas y que suelen ser las que más disfrutas.

Reconoce las causas que de verdad te importan y conmueven, y cómo es que ellas favorecen a tu enforno; saber que contribuyen al bien común será un gran indicador.

Visualiza tu futuro. Si en él eres capaz de verte ejerciendo una actividad específica y la sola idea de entusiasma, puedes estar seguro de que ese es tu camino.

Equipara tu forma de ser y estilo de vida con las profesiones que tienes en mente; si no coinciden reconsidera nuevas alternativas.

Por último, busca a personas que se dediquen a las actividades de tu interés y pregúntales cuál ha sido su experiencia. Esto puede ser un buen referente.

En resumen, descubrir la vocación es encontrar la forma en que se expresa nuestro verdadero ser y en la que podemos contribuir al mundo de una manera única y significativa; implica mejorar nuestro bienestar mental y emocional y aumentar sustancialmente nuestra felicidad. No se trata de cumplir obligaciones, ni de hacer fortunas, sino de conectar con nuestro corazón y con sus más profundos ideales e ilusiones.