CRECIMIENTO

La paciencia como virtud

Cada planta crece de forma diferente y aunque ambas son hermosas, tienen distintas condiciones de desarrollo.

Bambú / Ilustración
Bambú / IlustraciónCréditos: Pixabay
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La paciencia como virtud - 31 Ago 23

Quizá más de alguna vez hayas escuchado el refrán “El que espera puede alcanzar lo que quiere”, en este se hace referencia concreta a la virtud de la paciencia como clave para alcanzar el éxito. Hoy quiero compartir contigo una historia que me contaron sobre el helecho y el bambú.

El bambú es una planta de origen indio y existen unos 1300 tipos aproximadamente, es resistente, fuerte. Tiene propiedades físicas muy similares al hierro. Una vez que brota, se desarrolla a enorme velocidad y llega a crecer hasta 25 cm al día. De hecho, en 20 o 30 días luego de su brote, crece al máximo y luego sólo se robustece.

El helecho, por su parte, es una planta frondosa y abundante, sin semillas ni flores, que se reproduce de forma sumamente rápida a través de esporas.

La historia cuenta que tras varios intentos y lucha por el éxito, un hombre desesperado fue a visitar al sabio con la consabida intención de abandonar todo intento de su empeño y así le preguntó si existía alguna razón que pudiera darle para no darse por vencido.

El sabio entonces comparó al helecho con el bambú. Dijo que había cultivado hace algunos años las 2 plantas, como era de esperarse, el helecho en pocas semanas creció de forma abundante, y en poco tiempo dejó ver toda su majestuosidad al cubrir de verde brillante el suelo. Del bambú, no apareció nada ni en unos días ni acaso semanas.

Así pasó el tiempo, años, pero el sabio no desatendió el bambú, no lo olvidó, ni renunció a este, el helecho crecía cada vez más y se tornaba más brillante, 1, 2, 3 y hasta 5 años y nada brotaba del Bambú. Fue hasta el sexto o séptimo año cuando de pronto un pequeño brote de la planta asomó a la Tierra y fue así que, el bambú súbitamente llegó a sus 20 m de altura.

¿Sabes lo que sucedió con el Bambú? Preguntó el hombre sabio al joven desesperado. En esos 6 o 7 años, el bambú echó raíces que lo hicieron fuerte. Y le dieron lo necesario para crecer.

Qué tal si tú eres bambú y en estos años has forjado raíces para luego crecer, tus intentos te mantienen fuerte y las caídas te empoderan. Ve y busca lo que tanto quieres y ten paciencia.

Cada planta crece de forma diferente y aunque ambas son hermosas, tienen distintas condiciones de desarrollo.

La paciencia es una virtud que te ayuda a mantenerte firme, sobre todo constante en el desarrollo de tus batallas personales. Se anhela ser exitoso, es importante seguir en el camino. Avanzar y no olvidar tus metas, pero, sobre todo, no darte por vencido a pesar de los obstáculos que se presenten.

La paciencia es en sí misma una prueba de valor, constancia y dedicación que exige un alto grado de concentración en el objetivo que deseas alcanzar. Es esa capacidad de esperar el momento indicado para tomar las decisiones correctas.

Benjamín Franklin lo decía “Quien tiene paciencia, obtendrá lo que desea”.

Afortunadamente, la paciencia es una cualidad que puede ser cultivada y nutrida con el tiempo. Revisa tu agenda y organízate de tal manera que haga solo una cosa a la vez. Mantente concentrado en el presente, en el aquí y en el ahora.

En el momento de la impaciencia, respira profundo y cambia tu actitud.

Sobre todo, recuérdate a ti mismo que las cosas siempre llevan su tiempo y que no siempre suceden de inmediato, permite que la energía fluya y todo se acomode de la mejor manera.

Bambú / Ilustración / Pixabay