ENTRAÑAR

Resignificar

La resignificación es un término que se señala como una forma de reubicar o reorientar algo cuyo significado ha tomado nuevas características en un contexto determinado

Mujer sentada frente a ventana / Ilustración
Mujer sentada frente a ventana / IlustraciónCréditos: Foto de Anthony Tran en Unsplash
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24 May 23 - Resignificar

Desde la tristeza del duelo por la pérdida de un ser amado se trabajan muchos procesos. El duelo es, en sí mismo, un proceso dinámico e individual, en el que dos palabras marcan la diferencia en la redirección del dolor hacia la reconstrucción de nuestra vida, hacia la transformación: te hablo de entrañar y resignificar.

De acuerdo con la tanatóloga Gabriela Pérez, entrañar es un verbo que reemplaza al verbo extrañar. Extrañar a alguien es echarlo de menos, es sentir su ausencia.

Entrañar, en cambio, es un término que se relaciona con interior; introducir en lo más hondo de nosotros, contener, llevar dentro o unirnos estrechamente, de todo corazón, con alguien. De acuerdo con la visión budista, entrañar es llevar dentro de nosotros algo o a alguien.

En el proceso del duelo, este verbo representa la facultad de seguir adelante con los ejemplos que nuestro ser amado nos dio. Entrañar es usar sus frases, tener presentes sus expresiones y poner en práctica lo que de esa persona aprendimos. Entrañar es hacerle un tributo a esa persona que perdimos, honrar su vida y abrazar cada instante vivido, es continuar con su legado, hacer que su muerte signifique algo en tu vida.

Una vez que conseguimos entrañar, podemos entender el siguiente término: resignificar, que toma el lugar del término resignar. Te explico: la resignación es la aceptación con paciencia y conformidad ante cualquier adversidad o estado perjudicial de nuestro ser. Frente a la pérdida de un ser amado, la resignación se refiere a “aguantar” ante una sensación de indefensión frente a lo que ha ocurrido. Implica limitarse a sobrevivir, a aceptar lo que no podemos cambiar. 

“La muerte transforma las relaciones, en lugar de ponerles fin”, dice Robert Neinmeyer, profesor de psicología de la Universidad de Memphis. La resignificación es un término que se señala como una forma de reubicar o reorientar algo cuyo significado ha tomado nuevas características en un contexto determinado.

En un proceso de duelo, la resignificación de la pérdida es aprender a vivir sin la persona, sin el trabajo, la pareja o el país en el que ya no estamos y darle un nuevo significado, es decir, tratar de tener una visión positiva de la situación negativa a fin de alcanzar una transformación personal.

Resignificar nos lleva a experimentar cambios, a transformarnos y ser resilientes, es decir, a encontrar un significado a partir de la pérdida y capitalizarlo a nuestro favor. Ver todas las ventanas que se abrieron tras la puerta que se cerró. Resignificar es dar un significado positivo a pesar de la adversidad, es experimentar la certeza de que somos alguien mejor de lo que éramos antes de lo sucedido. Ello implica compromiso con uno mismo y con los demás y claro, no quiere decir que no se sienta el dolor de la pérdida, sino que hay una metamorfosis en tu manera de ver la vida.

La muerte nos sensibiliza, nos hace conscientes del tiempo y de nuestros afectos. Resignificar es cambiar nuestra escala de valores, creencias y aspiraciones para dar sentido a esa pérdida e integrar la experiencia de tal forma que sea parte de tu historia personal. Es mantener vivo su recuerdo y su presencia en nuestra vida. De esta forma, tanto entrañar como resignificar son dos términos que nos otorgan una visión diferente al vivir nuestro proceso de duelo. 

Persona sentada en acantilado / Ilustración / Foto de Clément Falize en Unsplash