FAMILIA

La neblina en el camino

Si eres de las personas que intenta guardar un equilibrio entre tu vida y el trabajo, te habrás dado cuenta que no es asunto fácil

Mujeres frente a computadora / Ilustración
Mujeres frente a computadora / IlustraciónCréditos: Foto de KOBU Agency en Unsplash
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24 Abr 23 - La neblina en el camino

¿Has manejado alguna vez con neblina en una carretera? ¡No ves nada! Pierdes toda la perspectiva del camino, pegas el cuerpo al volante y entrecierras los ojos, para así poder ver qué hay de inmediato frente a la defensa del coche. ¿No es cierto?

Lo mismo pasa en nuestra vida diaria. Si eres de las personas que intenta guardar un equilibrio entre tu vida y el trabajo, te habrás dado cuenta que no es asunto fácil. Como  la neblina, hay mil cosas que provocan ver sólo lo inmediato y que perdamos la perspectiva de la carretera.

Abundan ejemplos de esto: Tu familia te hace sentir que nunca estás con ellos y, cuando por fin lo haces, estás prendido/a al celular o conectado a la computadora. Tu hijo te pide que vayas a su partido de fut, el mismo día del torneo de golf que la empresa organiza  para atender a los clientes. Y claro, también tienes tres proyectos urgentes que entregar, justo ahora que se atraviesa la fecha de tu aniversario, y le habías prometido a tu pareja que se darían unos días para salir. 

Lo irónico es que si te preguntan “¿Qué es lo más importante para ti en la vida?”, todos lo sabemos. No hace falta ningún discurso para descubrir nuestras prioridades. Las tenemos escritas en el alma y en el corazón. Lo que necesitamos es acordarnos de vivirlas.

 “Hoy voy a darle tiempo de calidad a mi pareja.” Tu instinto, tu conciencia, están de acuerdo en que es una prioridad. Peeeero ¡llega la neblina! El  celular empieza a sonar. El jefe te quiere en su oficina en veinte minutos. Tu hija te jala para que le expliques la tarea. Al mismo tiempo, a tu Blackberry entran mil correos con signo de urgentes y, como suele suceder, no  importa en qué tarea estemos: si escuchamos el sonidito que nos avisa que entró un mail, la mayoría de nosotros no tenemos la disciplina de seguir en lo que estábamos. Tenemos que ver de quién es y satisfacer la curiosidad. “Qué tal si es algo importante”, nos justificamos.

El caso es que una distracción en el camino te lleva a una serie de distracciones más, que te van alejando de tu meta original.

Y las distracciones, por lo general, son ¡cosas buenas! Todos queremos trabajar para progresar. Queremos ser los mejores papás. Queremos ayudar a la sociedad. Queremos entrenar para el maratón. Queremos pertenecer al grupo de… Queremos estar al día con nuestra lectura.

Sí, esto muestra por qué tratar de mantener un balance en la vida, es una historia sin fin.  Siempre hay cosas buenas que se meten en el camino de otras mejores.

Si no hacemos una lista mental de lo que en realidad son nuestras prioridades, los distractores nublan la visibilidad de lo vital. Tenemos que enfocarnos.

Todos, o al menos la mayoría, nos decimos: “Mi familia es lo más importante; quiero darles lo mejor”. ¿Qué es lo mejor, si no tenemos tiempo para estar con ellos?

La mayoría de nosotros constantemente lucha por establecer y sostener nuestras prioridades. A manera de recordatorio, te invito a preguntarte lo siguiente:

  • ¿Te pierdes casi todos los eventos familiares y personales por cuestiones de trabajo?
  • ¿Te sientes cada vez menos conectada con personas importantes para ti?
  • ¿Con frecuencia, te sientas en silencio a revisar tu vida?

A diferencia de la neblina que no logramos controlar en la carretera, sí podemos evitar los distractores de nuestras metas a largo plazo. Para intentar un balance entre trabajo y vida personal, recordemos nuestras prioridades; vivámoslas, y sigamos la filosofía de los doce pasos de AA: Sólo por hoy.

Familia / Ilustración / Foto de Kadyn Pierce en Unsplash