Estoy segura de que en tu existencia recuerdas a algún tío favorito, esa personita que siempre estuvo presente, que jamás olvidaba una fecha especial y no se perdía ni uno solo de tus festivales escolares. Ese que te echaba porras cuando andabas alicaído y te aportaba siempre un consejo cuando estabas lleno de dudas.
Un tío o tía que te arrancaba una sonrisa cuando estabas desconcertado o sabía qué hacer cuando tu corazón se rompía. Ese cómplice con el que jugabas a la comidita, con quien leíste montones de cuentos y te regaló -a escondidas de tus padres \u2013 ese juguete que tanto querías. En tu recuerdo estarán sus frases, su consuelo, sus sabias palabras y, si te esfuerzas un poco, aún puedes recordar cómo se reían juntos mientras saboreaban algún helado.
En definitiva, el papel que juegan los tíos y las tías en el desarrollo de los niños pequeños es fundamental. La figura de un tío se relaciona de forma indirecta con la de tus padres, sí, pero está alejada de un tipo de autoridad que ellos representan. Los tíos son amigos, tienen una especie de nexo comparable a los abuelos, pero con la salvedad de que la diferencia generacional no es tan grande. Los tíos o tías son padres, amigos y abuelos al mismo tiempo y nada de esas tres cosas. Su imagen marca nuestra infancia, adolescencia y cualquier etapa de nuestra vida.
Mónica Leftwich, especialista en paternidad, señala que basta con que los tíos compartan con sus sobrinos experiencias elementales como estar en los columpios o pasar un día en el parque para que ese lazo se estreche aún más y se mantenga de por vida, sobre todo, los tíos son fuente esencial de consulta para que los niños construyan esa historia familiar que necesitan.
Si eres un tío o tía y no has tomado conciencia del maravilloso rol que desempeñas, hoy quiero compartir contigo algunas claves a las que puedes recurrir para estrechar ese vínculo tan especial.
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