OPINIÓN DANIEL JACOBO

Austeridad a conveniencia

Noroña ha dicho con bombo y platillo que él no tiene porqué ser austero bajo ninguna circunstancia, ni porque pertenezca a un movimiento que lleva por delante esa bandera.

Gerardo Fernández Noroña, senador por Morena.
Gerardo Fernández Noroña, senador por Morena.Créditos: Cuartoscuro
Escrito en OPINIÓN el

Vaya semanita que se aventó el morenista Gerardo Fernández Noroña en el ocaso de su presidencia de la Mesa Directiva del Senado; pero entre sus múltiples frentes abiertos, llama la atención su rechazo a la austeridad.

“Yo no tengo ninguna obligación personal de ser austero”, dijo en una de sus protagónicas conferencias de prensa la semana pasada.

Esta declaración contrasta mucho con lo que Andrés Manuel López Obrador repitió, literalmente, hasta el cansancio.

En la mañanera del 1 de octubre de 2024, la última de AMLO, dijo: “la austeridad, lo he dicho varias veces, no es un asunto solo administrativo sino de principios. Y hay que practicar la austeridad republicana juarista y también la pobreza franciscana.”

Noroña ha dicho con bombo y platillo que él no tiene porqué ser austero bajo ninguna circunstancia, ni porque pertenezca a un movimiento que lleva por delante esa bandera, la de ser austeros.

Uno podría decir: “bueno, pero es que Noroña llegó al Senado por el Partido del Trabajo, que es aliado”. Pues sí, pero en este último año se afilió a Morena. Hasta presentó su credencial junto a los impresentables de Adán Augusto López y Miguel Ángel Yunes Márquez.

También podrán decir: “pero es que los principios de austeridad aplican para las políticas de gobierno”.

¿Qué políticas? ¿La de que nadie gane más que el presidente en turno? ¿O viajar en clase business a Europa tres veces al año para un congreso en el que nadie te va a escuchar? ¿O quizá la de tener un par de autos con un valor superior a 2.1 millones de pesos y ahora una casa valuada en 12 millones?

Además, López Obrador fue claro: la austeridad no es una moda, es un estilo de vida. Nada como cargar únicamente $200 pesos en la cartera.

Todavía ese 1 de octubre, López Obrador remató: “la felicidad no es acumular bienes materiales, riquezas, fama, títulos; la felicidad es estar bien con uno mismo, con nuestra conciencia y con el prójimo.”

Quizá la felicidad de Noroña -además de la compensación de un año como presidente del Senado porque ni de chiste iba a avanzar en la carrera de las corcholatas en 2023-, viene de estar bien consigo mismo y su conciencia.

Porque con el prójimo no; el prójimo le reclamará su doble discurso: el de la austeridad en la oposición, pero opulencia en el poder, como los de antes. 

¿En dónde quedó el Noroña que donaba la mitad de su sueldo como diputado? ¿O el que le reclamaba al poder por ser malos funcionarios? ¿Dónde dejaron al que desde la tribuna reclamaba a los legisladores que dejaran sus privilegios? ¿Y dónde quedó la humildad del que vendía libros para intentar subsistir cuando dejó el Congreso?

Porque para colmo, López Obrador dijo, y Sheinbaum reiteró, que “el poder es humildad”.