En México existen más de 40 millones de personas jóvenes entre los 12 y 29 años y son la tercera parte del total poblacional en el país, los convierte en el sector demográfico de mayor potencial para transformar a la sociedad, la cultura, la política y la economía. Sin embargo, en el contexto de violencia, crisis social, estructural y cambios en las formas laborales, financieras y familiares los desafíos son complejo y en algunos casos, persisten desigualdades estructurales que frenan o impiden oportunidades y resisten los cambios por herencias y tradiciones socioculturales que ponen en riesgo el desarrollo, bienestar y crecimiento pleno de las y los jóvenes.
En la reciente publicación del “Informe de Desarrollo Humano de las Juventudes en México: Retos y Caminos hacia un futuro Inclusivo” que realizaron el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Consejo Nacional de Población (CONAPO), el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), y el Instituto Mexicano de la Juventud (IMJUVE) nos permite conocer en una radiografía detallada las condiciones en materia de salud, educación e ingreso que viven las poblaciones juveniles en nuestro país a partir de las diferencias de las condiciones de vida en áreas rurales y urbanas, entre poblaciones afrodescendientes o quienes viven con alguna discapacidad, limitación o condición mental, produciendo una amplia gama de realidades y expresiones de las juventudes. La vulnerabilidad económica, social e identitaria se relaja o agudiza dependiendo de estas condiciones geográficas, cultuales o sociales lo que pude ser más complejo diseñar estrategias innovadoras que fortalezcan su participación con equidad de oportunidades y respetando sus condiciones, necesidades y expectativas, pero no siendo excluyentes.
Un estudio e informe de este tipo ha permitido contar con una herramienta que mide el desarrollo humano como una estrategia y metodología para identificar las desigualdades territoriales y estructurales en el acceso a salud, educación e ingreso entre las y los jóvenes, al tiempo que es un retrato de las brechas de acceso a derechos y políticas públicas que siguen siendo desiguales según el contexto social y geográfico.
El Informe de Desarrollo Humano de las Juventudes (IDHJ) busca ser la herramienta para entender y actuar en los principales retos rumbo al 2030, en materia de políticas públicas que promuevan el pleno ejercicio de derechos y mejorar las condiciones sociales, educativas y laborales para las y los jóvenes considerando la mirada territorial, que es donde pone énfasis este estudio, porque no se puede hablar de una sola expresión y definición de juventud en México.
Los principales retos que marca el IDHJ destaca: las brechas en salud y bienestar: Ya que las y los jóvenes en nuestro país, siguen enfrentando una alta tasa de embarazo adolescente, una baja en educación sexual y reproductiva. Además, se suman nuevas realidades y necesidades entre estas las poblaciones: las nuevas identidades sexo-genéricas. En cuanto al bienestar, es necesario la garantía a la vida, disminuir y erradicar en el corto plazo la violencia y homicidios juveniles y feminicidios entre niñas y adolescentes que se ha incrementado en la última década.
Otro de los temas de mayor atención es reducir las desigualdades en educación y acceso a tecnología. Es necesario invertir en la formación media y superior, aún en nuestro país, existe una brecha enorme entre quien inicia la educación básica y quien concluye una licenciatura, de cada 10 niños y niñas que van a la primaria sólo 3 terminan una carrera. Otro de los retos es la falta de conectividad digital, formación tecnológica que reduce o limita las competencias laborales y profesionales entre esta población.
Contrario a lo que se piensa, la globalización y digitalización laboral que el mundo entero está experimentando con las nuevas formas del empleo, se está precarizando la economía y agudizando las brechas salariales y de oportunidades para las y los jóvenes en el mercado económico digno, la autonomía laboral y el emprendimiento. Y México, requiere invertir más en apoyo formativo, descarga fiscal y programas para pequeñas y medianas empresas con perspectiva digital.
Estas son algunas de las realidades actuales que las y los jóvenes enfrentan no sólo en la actualidad, sino que describen las consecuencias e implicaciones para el futuro del país. En consecuencia, pensar, invertir, planear e impulsar a las juventudes es planear la vejez de sus padres y la suya.
